La agencia calificadora Moody’s recientemente modificó la perspectiva de la calificación de la deuda soberana de México de “estable” a “negativa”. Este cambio responde a una serie de factores que, según la agencia, podrían afectar negativamente los resultados fiscales y económicos del país. En este artículo, exploramos las razones detrás de esta decisión y sus posibles implicaciones para la economía de México.
¿Por qué Moody’s cambió la perspectiva de México a negativa?
Según Moody’s, el cambio de perspectiva se debe a una percepción de debilitamiento en la formulación de políticas y en el entorno institucional. La agencia argumenta que estos elementos clave podrían socavar la capacidad del país para mantener estabilidad fiscal y económica. La rigidez del gasto público, junto con el deterioro en la asequibilidad de la deuda, dificulta la consolidación fiscal, especialmente luego del incremento del déficit público registrado este año, que supera el 5% del PIB.
Moody’s destacó que, aunque existe un compromiso del gobierno mexicano de reducir el déficit en los próximos años, la implementación de reformas recientes podría limitar la efectividad de estos esfuerzos. Esto es particularmente relevante para los inversionistas y economistas que monitorean de cerca el desempeño de México en el contexto de la deuda soberana.
La calificación Baa2: qué implica para México y su riesgo de recorte
La calificación actual de México es “Baa2”, dos niveles por encima del grado de inversión, lo que indica que, aunque México mantiene su posición en la categoría de inversión, enfrenta riesgos de recorte si no se toman medidas correctivas. Moody’s señaló que la perspectiva negativa significa una posibilidad de recorte de calificación en un plazo de 6 a 12 meses si las condiciones económicas y fiscales continúan deteriorándose.
Entre las preocupaciones de Moody’s, destaca la reciente reforma en el Poder Judicial, que, según la agencia, podría impactar los controles y equilibrios del sistema institucional, debilitando la fortaleza fiscal y económica del país. Esto añade incertidumbre sobre el entorno empresarial en México y podría afectar la confianza de inversionistas extranjeros.
Implicaciones del aumento de la deuda y el rol de Pemex
Otro factor que Moody’s considera un riesgo es la proyección de un incremento en la deuda pública, que podría llegar al 45% del PIB en 2025 y seguir aumentando hasta el 50% hacia 2027-2028 si no se logra una consolidación fiscal significativa. La carga de deuda del gobierno mexicano podría verse aún más presionada por los pasivos contingentes de Petróleos Mexicanos (Pemex). Moody’s advirtió que estos pasivos, de materializarse en el balance gubernamental, representarían un reto adicional para la economía mexicana.
Pemex ha sido un punto de preocupación en las evaluaciones crediticias de México, debido a sus problemas financieros y su alta carga de deuda. Moody’s destaca que la dependencia del gobierno mexicano para respaldar a Pemex podría incrementar la presión sobre las finanzas públicas, limitando la capacidad de respuesta ante otros desafíos económicos.
Perspectiva de crecimiento económico y los beneficios potenciales del nearshoring
A pesar de la perspectiva negativa, Moody’s señala que México sigue teniendo aspectos económicos sólidos, como su economía diversificada y los potenciales beneficios del nearshoring o relocalización de empresas, que podría favorecer la inversión extranjera y el crecimiento económico a mediano plazo. La proximidad de México a Estados Unidos y su posición en el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) representan una ventaja estratégica que podría compensar algunos de los riesgos mencionados.
No obstante, la agencia calificadora también advierte que la próxima revisión del T-MEC en 2026 introduce riesgos adicionales, ya que cualquier modificación en las reglas de origen o especificaciones laborales podría limitar las exportaciones de México y afectar su economía.
El papel de la política fiscal y monetaria en la estabilidad económica de México
Moody’s reconoció que el historial de políticas fiscales y monetarias relativamente prudentes en México ha ayudado a mantener los desequilibrios macroeconómicos bajo control, lo que también influye en la calificación. La política fiscal, en particular, ha sido un punto positivo para la calificación crediticia del país en el pasado, y su continuidad será crucial para mitigar los riesgos actuales.
La política monetaria de México, liderada por el Banco de México, ha contribuido a la estabilidad macroeconómica al mantener una política de control de la inflación. Esta disciplina monetaria es clave para que México conserve la confianza de los inversionistas y su capacidad de financiamiento, especialmente en un contexto de aumento de la deuda.
La calificación negativa y sus posibles efectos para el futuro
El cambio de perspectiva de Moody’s a negativa envía una señal de advertencia sobre la necesidad de fortalecer el marco institucional y la formulación de políticas en México. Las reformas recientes y el entorno institucional actual pueden impactar la confianza de los inversionistas y el acceso a financiamiento internacional en el futuro. Además, la carga de deuda creciente, junto con los riesgos asociados a Pemex, plantea desafíos adicionales para la sostenibilidad fiscal del país.
Para mantener su posición en la categoría de inversión, México necesitará enfocarse en mejorar la transparencia, la solidez institucional y adoptar medidas que fortalezcan la economía en el mediano y largo plazo. La estabilidad fiscal y el entorno empresarial serán determinantes en los próximos meses, especialmente de cara a los retos económicos que la agencia calificadora ha señalado en su informe.




