El Gobierno de México incorporó oficialmente al movimiento obrero en el proceso de consultas rumbo a la revisión del T-MEC, el acuerdo comercial con EE. UU. y Canadá. Con ello, el sector laboral se suma a empresarios y funcionarios del Gabinete Económico para delinear una postura unificada que represente los intereses de todos los sectores productivos del país.
La Secretaría de Economía informó que ya sostuvo al menos 13 reuniones con representantes de distintos sectores, incluidas organizaciones sindicales, para recabar opiniones y definir prioridades de cara a las negociaciones. “Queremos escuchar y tomar en cuenta los puntos de vista de todos, incluidos los trabajadores”, señaló la dependencia.
Ebrard busca llegar con una posición cohesionada
Marcelo Ebrard, titular de Economía, destacó que es la primera vez que el Gobierno mexicano involucra directamente al movimiento obrero en una ronda de preparativos del T-MEC. Según explicó, el objetivo es cumplir la instrucción de la presidenta Claudia Sheinbaum: llegar a enero con una postura nacional firme y consensuada.
“Tenemos que tener al final una posición lo más cohesionada posible en nuestras negociaciones con los Estados Unidos, en lo que es la revisión del tratado”, afirmó Ebrard tras reunirse con dirigentes sindicales y con el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Francisco Cervantes.
La inclusión del sector laboral busca equilibrar los intereses productivos con los derechos de los trabajadores, en especial en temas como condiciones laborales, salarios y respeto a la libertad sindical, puntos que han sido motivo de fricción con EE. UU. desde la firma del tratado.
Un nuevo papel para el sector obrero en el T-MEC
Según la Secretaría de Economía, el movimiento obrero desempeñará un papel activo en la definición de las prioridades nacionales. Se espera que los sindicatos participen en consultas en los 32 estados del país para identificar retos y formular propuestas en rubros como manufactura, energía, agroindustria y automotriz.
El proceso también incluirá deliberaciones sobre el impacto de la transición energética en el empleo, la competitividad industrial y la capacitación laboral, tres ejes que Estados Unidos ha impulsado dentro del acuerdo comercial.
“Vamos a consultar, debatir, deliberar y concluir”, dijo la presidenta Sheinbaum en un mensaje reciente, al referirse a la importancia de que todos los sectores se sientan representados antes del arranque formal de las negociaciones.
Dos semanas decisivas para cerrar la consulta nacional
Las próximas dos semanas serán cruciales para recabar información de cada sector. Posteriormente, el Gobierno presentará su documento final de postura, que deberá reflejar las coincidencias entre empresarios, trabajadores y autoridades.
El proceso de revisión del T-MEC se dará en un contexto de presión por parte de Washington, donde el presidente Donald Trump busca reforzar medidas proteccionistas, mientras que Canadá insiste en mantener un marco laboral estricto para las exportaciones mexicanas.
En total, más de diez sectores productivos están participando en la definición de la estrategia mexicana, entre ellos tecnologías de la información, servicios profesionales, agroindustria, industria automotriz, metalmecánica, economía circular, aeroespacial, calzado, textil y materiales de construcción.
La Secretaría de Economía prevé cerrar la etapa de consultas a finales de octubre, para que el documento final sea revisado y aprobado por el gabinete económico antes de presentarlo formalmente ante sus contrapartes de EE. UU. y Canadá.
Tensión regional y oportunidad de consenso
Aunque el contexto comercial es tenso, funcionarios mexicanos consideran que esta revisión también representa una oportunidad para redefinir la posición del país como socio confiable y competitivo en América del Norte, fortaleciendo los derechos laborales y la productividad al mismo tiempo.
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