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    Trump extiende hasta 2030 beneficio arancelario a autos, pero mantiene tarifas a camiones

    El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el pasado viernes una nueva proclamación que extiende hasta 2030 los descuentos arancelarios para automóviles fabricados fuera del país, especialmente los ensamblados bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Sin embargo, confirmó que impondrá aranceles del 25 por ciento a camiones medianos y pesados importados, además de un 10 por ciento a los autobuses.

    La medida, que entrará en vigor el 1 de noviembre, busca fortalecer la industria automotriz nacional sin afectar la producción norteamericana integrada. Según funcionarios de la Casa Blanca, el decreto mantiene beneficios para fabricantes estadounidenses que producen vehículos completos en México o Canadá, pero impone restricciones más severas a la importación de componentes desde Asia y Europa.

    El anuncio representa un equilibrio complejo: proteger empleos en plantas estadounidenses sin desarticular las cadenas de suministro que conectan a las tres economías del T-MEC. Trump ha convertido los aranceles al sector automotor en una piedra angular de su política comercial durante su segundo mandato, apostando por un discurso de autosuficiencia industrial y repatriación de empleos.

    Washington refuerza control comercial sobre camiones y autopartes

    El gobierno estadounidense confirmó que los nuevos gravámenes se aplicarán sobre camiones medianos y pesados, así como a las piezas utilizadas en su ensamble. Los autobuses también pagarán un 10 por ciento de impuesto de importación, aunque se mantendrán excepciones para empresas que fabriquen motores y componentes dentro de Estados Unidos.

    De acuerdo con la proclamación, las automotrices podrán reclamar una compensación del 3.75 por ciento del valor de los vehículos fabricados en territorio estadounidense, medida diseñada para amortiguar el impacto de los aranceles y dar tiempo para relocalizar las cadenas de suministro.

    Originalmente, el programa de compensaciones vencería en 2025, pero Trump decidió prolongarlo cinco años más, atendiendo la presión de compañías como Ford y General Motors, que advertían una pérdida de competitividad frente a marcas japonesas y europeas.

    Jim Farley, director ejecutivo de Ford, celebró la decisión: “Un campo de juego nivelado, con una cadena de suministro estable y asequible, significará más crecimiento en Estados Unidos y, en última instancia, más seguridad laboral y reparto de utilidades para nuestros trabajadores”.

    Impacto regional y ganadores bajo el T-MEC

    La exención del T-MEC mitigará el golpe para las pickups Ram de Stellantis ensambladas en México, parte de las 245 mil unidades de camiones medianos y pesados importados a Estados Unidos en 2024, según el Departamento de Comercio. En cambio, los fabricantes asiáticos deberán absorber la nueva carga impositiva o ajustar precios.

    Trump justificó las tarifas bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, que autoriza gravámenes para contrarrestar importaciones consideradas una amenaza a la seguridad nacional. “Nuestro país no debe depender de cadenas de suministro extranjeras para su defensa ni para su economía”, declaró el presidente durante la firma del decreto.

    El gobierno también anunció que creará una excepción especial para empresas que fabriquen motores en EE. UU., siguiendo el modelo de incentivos vigente para vehículos terminados. Sin embargo, ese esquema no entrará en vigor de inmediato, lo que deja un periodo de incertidumbre para los proveedores de componentes.

    Algunos fabricantes de camiones criticaron la medida y pidieron un calendario más flexible para adaptar su producción. En cambio, los sindicatos automotrices celebraron la prórroga de los beneficios, pues permitirá sostener empleos en plantas de Detroit, Ohio y Kentucky.

    “Trump busca reactivar la manufactura nacional y reducir la dependencia de importaciones, pero la industria automotriz opera en redes globales difíciles de desmontar”, señaló un analista de Bloomberg. La decisión, añadió, “confirma la estrategia de presión selectiva: castigar a competidores externos, pero proteger a aliados bajo el T-MEC”.

    El nuevo frente de la política comercial estadounidense

    Con esta decisión, Washington amplía la lista de productos sujetos a tarifas punitivas, que ya incluyen acero, cobre, madera y muebles tapizados. Para analistas del sector, la medida refleja la apuesta de Trump por combinar proteccionismo con estímulos internos a la manufactura.

    Aunque los nuevos aranceles podrían encarecer el precio de camiones y autobuses, la Casa Blanca sostiene que la prioridad es fortalecer la producción doméstica y reducir el déficit comercial. “Esto es parte de nuestra defensa económica nacional”, reiteró un portavoz presidencial.

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