La tregua comercial entre México y Estados Unidos podría llegar a su fin el próximo 29 de octubre, cuando venza la pausa arancelaria pactada entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el mandatario estadounidense Donald Trump. Aunque el diálogo bilateral continúa, las señales desde Washington apuntan a una reactivación parcial de los impuestos a productos mexicanos, especialmente en sectores sensibles como el automotriz, el mueblero y el farmacéutico. México, por su parte, ya analiza medidas de respuesta si la Casa Blanca oficializa el retorno de los gravámenes.
Una pausa de 90 días que llega a su límite
El pasado 31 de julio, Sheinbaum anunció que Trump había aceptado suspender por 90 días la aplicación de nuevos aranceles, con el fin de “construir un acuerdo económico de largo plazo”. Sin embargo, el plazo está por expirar y las negociaciones no muestran avances sustanciales.
Marcelo Ebrard, secretario de Economía, confirmó que viajará a Washington junto con una delegación de funcionarios para sostener nuevas rondas de diálogo durante octubre. “Nada está cerrado. Lo que buscamos es que prevalezca la estabilidad y el respeto comercial”, declaró. No obstante, reconoció que la administración Trump mantiene en evaluación gravámenes adicionales a vehículos de carga, muebles y medicamentos, lo que podría afectar directamente a exportadores mexicanos.
Durante su mensaje del domingo en el Zócalo, la presidenta Sheinbaum celebró que “el peso no se ha devaluado ni un centavo frente a las medidas arancelarias” y aseguró que “México mantendrá su soberanía económica, con o sin acuerdos”.
El reloj corre: fin de la tregua el 29 de octubre
De acuerdo con lo pactado, la pausa arancelaria concluirá el miércoles 29 de octubre, fecha en la que podrían entrar en vigor los nuevos impuestos estadounidenses si no se alcanza una extensión o un acuerdo definitivo. Actualmente, solo permanecen activos los aranceles al sector automotriz, aunque con beneficios temporales para México y Canadá derivados del T-MEC.
Fuentes diplomáticas consultadas indican que las conversaciones se han centrado en mantener ese esquema preferencial y evitar un impacto directo en la industria manufacturera. Sin embargo, el gobierno de Trump insiste en introducir condiciones adicionales para “garantizar equidad fiscal” entre ambos países.
El periodista Víctor Piz, en su columna del 3 de octubre en El Financiero, advirtió que “el sector automotriz enfrenta incertidumbre ante la posibilidad de que regresen los aranceles, incluso con tasas más altas o controles más estrictos”. Añadió que la falta de definiciones podría complicar la revisión del T-MEC prevista para 2026.
México prepara respuesta y busca certidumbre comercial
Si Washington decide restablecer los aranceles, México podría aplicar medidas espejo sobre productos estadounidenses, aunque Ebrard aseguró que “la prioridad será agotar todas las vías diplomáticas antes de cualquier represalia”. La Secretaría de Economía analiza también incentivos fiscales internos para amortiguar el impacto en exportadores nacionales.
Por ahora, el gobierno mexicano mantiene una postura prudente: reforzar la negociación sin romper la cooperación bilateral. De acuerdo con analistas, una extensión de la pausa hasta diciembre permitiría alinear estrategias con Canadá y presentar una propuesta conjunta que reduzca las tensiones antes de la revisión del T-MEC.
“Alcanzar un acuerdo comercial no solo daría certidumbre, sino que permitiría enfrentar la revisión del T-MEC sin los aranceles de Estados Unidos sobre México y Canadá”, escribió Piz.
El desenlace de octubre será decisivo. Si Trump reactiva los gravámenes, podría iniciar una nueva etapa de fricciones comerciales en América del Norte. Pero si ambos gobiernos logran extender la tregua, se abriría una oportunidad inédita para estabilizar la relación económica más compleja del continente.
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