Bad Bunny anunció que no incluirá a Estados Unidos en su gira mundial por temor a redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). El artista aseguró que disfrutó presentarse en ese país en el pasado, pero subrayó que la preocupación por la seguridad de sus seguidores lo llevó a tomar esta decisión inédita. El anuncio ha generado debate en redes y en la industria musical internacional.
El “conejo malo” y su decisión más polémica
El cantante puertorriqueño Bad Bunny confirmó que Estados Unidos no será parte de su nueva gira mundial, generando sorpresa entre fans y analistas de la industria del entretenimiento. La razón, según reveló en una entrevista con la revista i-D, es el temor a que agentes del ICE lleven a cabo redadas en los recintos durante sus conciertos.
“Estaba el problema de que el maldito ICE podría estar fuera (del concierto). Y eso es algo que hablamos y que nos preocupaba mucho”, declaró el artista, dejando claro que la seguridad de sus seguidores latinos fue un factor decisivo.
Aunque la decisión desató críticas en algunos sectores, Bad Bunny subrayó que no responde a sentimientos negativos hacia Estados Unidos. “Actué allí muchas veces. Todas las actuaciones fueron un éxito. Todas fueron magníficas”, dijo el artista de 31 años, quien concluye en Puerto Rico una residencia de 30 conciertos bajo el título No Me Quiero Ir De Aquí.
Entre orgullo boricua y controversia global
El artista puertorriqueño viene de lanzar su álbum DeBÍ TiRAR MáS FOtoS, un proyecto que fusiona reguetón, salsa y plena, y que ha sido interpretado como un homenaje cultural a su isla natal.
Bad Bunny recalcó que los estadounidenses pueden viajar a Puerto Rico para verlo, al igual que los latinos residentes en ese país, quienes además tendrán la opción de acudir a sus presentaciones en otros destinos internacionales.
El “DeBÍ TiRAR MáS FOtoS World Tour” arrancará el 21 de noviembre y pasará por República Dominicana, Costa Rica, México, Colombia, Perú y España, con fechas ya confirmadas en Madrid y Barcelona entre mayo y junio de 2026.
La controversia, sin embargo, gira en torno al impacto de su ausencia en Estados Unidos, un mercado clave en la música global. Productores y críticos señalan que es un gesto sin precedentes de un artista de su talla y que puede marcar un precedente sobre cómo la política migratoria influye en el entretenimiento.
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