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    Giorgio Armani pone reglas de oro: solo unos pocos pueden quedarse con su imperio

    El testamento de Giorgio Armani reveló un plan detallado para el futuro de su imperio de moda tras su fallecimiento. El modisto italiano dejó por escrito las condiciones de venta de la firma, con instrucciones claras para que se preserve la identidad que construyó durante medio siglo. El documento establece un calendario preciso para vender participaciones de la compañía y especifica qué conglomerados internacionales tendrán prioridad en el proceso. Además, otorga a la Fundación Giorgio Armani el control sobre el grupo, con el fin de resguardar la independencia y proteger la esencia de la marca.

    Un testamento que blinda el legado del modisto

    El documento, redactado a mano en marzo y abril de 2025 y abierto el pasado 9 de septiembre, establece la venta de un 15% del grupo en un plazo máximo de 18 meses. Después, entre los tres y cinco años posteriores al deceso, deberá venderse entre el 30% y el 54,9% de la compañía. Solo podrán participar empresas de lujo con vínculos previos con Armani, como LVMH, L’Oréal o EssilorLuxottica.

    Armani fue categórico al señalar que cualquier oferta ajena quedará en segundo plano, y prohibió la entrada a bolsa durante al menos cinco años, salvo que las negociaciones con los grupos estratégicos fracasen. “Los herederos deberán evaluar una salida a bolsa únicamente como último recurso”, indica el manuscrito.

    Fundación Giorgio Armani, garante de independencia

    La Fundación Giorgio Armani, creada en 2016, asumirá el rol de garante de la continuidad y los valores de la firma. El consejo lo integran figuras de confianza como Pantaleo Dell’Orco, colaborador histórico, así como tres sobrinos con cargos ejecutivos. La gestión financiera quedó a cargo de Irving Bellotti, director de Rothschild Italia.

    La fundación fue concebida por el propio diseñador como un escudo frente a la pérdida de independencia y un mecanismo para asegurar que la identidad de la casa de moda no quede en manos de capitales especulativos.

    Una marca que definió medio siglo de la moda

    Fundada en los años setenta junto a Sergio Galeotti, la firma Armani se convirtió en sinónimo de elegancia minimalista. Durante décadas, el diseñador mantuvo un control absoluto en las decisiones creativas y empresariales. En 2024, el grupo reportó ingresos cercanos a los 2.300 millones de euros, aunque con márgenes afectados por la desaceleración global del sector.

    Con una fortuna personal estimada en 12.000 millones de euros y sin descendencia directa, Armani optó por asegurar la continuidad de su legado en manos de una estructura institucional en lugar de herederos individuales.

    Directrices para un futuro controlado

    El plan sucesorio refleja la visión de Armani sobre el negocio de la moda: un equilibrio entre tradición e innovación, con socios estratégicos y no con fondos de inversión ajenos al sector. Según expertos consultados por medios italianos, la venta inicial del 15% será una prueba para medir el interés real de los gigantes del lujo y preparar el terreno para un socio con vocación de permanencia.

    “La esencia de la marca debe preservarse. El fundador prefirió dar ventaja a conglomerados que entienden el lujo antes que a capitales anónimos”, explicaron fuentes cercanas al consejo.

    Los restos de Giorgio Armani descansan en el Famedio de Milán, un enclave reservado para las grandes figuras históricas de la ciudad. Desde allí, su legado busca perpetuarse no solo en la memoria de la moda, sino también en la estructura cuidadosamente diseñada para mantener viva la esencia de la marca que revolucionó el estilo global.

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