Un acto provocador desató indignación en Venezuela cuando un grupo de sujetos colocó una caja de reparto de Rappi sobre la estatua de Simón Bolívar, el héroe independentista conocido como El Libertador, en una plaza pública. La imagen, que se viralizó rápidamente en redes sociales, fue calificada por muchos como una afrenta a la memoria histórica del prócer, quien lideró la emancipación de varios países sudamericanos del yugo español en el siglo XIX. «Pasó de libertador a repartidor», ironizaron usuarios, mientras otros criticaron la aparente indiferencia de las autoridades ante este tipo de vandalismo simbólico.
El incidente, capturado en un video difundido en plataformas como TikTok y Facebook, muestra la mochila amarilla de la app de entregas colocada sobre la figura ecuestre de Bolívar, generando un debate acalorado sobre el humor, la protesta social y el respeto a los símbolos nacionales. Aunque algunos lo interpretaron como una sátira a la crisis económica que obliga a muchos venezolanos a trabajar como repartidores para sobrevivir, la mayoría de reacciones coincidieron en que constituye un agravio a la identidad patriótica. Hasta el momento, no se ha identificado a los responsables, ni se reportan acciones inmediatas de las autoridades locales, como el retiro de la caja o investigaciones por profanación de monumentos.
Debate en redes: Sátira económica vs. ofensa histórica
La viralidad del video, con miles de shares en grupos de Facebook y TikToks como el de Henryandry (que acumuló comentarios sobre «Bolívar sería repartidor hoy»), reflejó divisiones profundas. Para críticos, el acto trivializa el legado de Bolívar, quien no solo liberó Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, sino que simboliza la unidad latinoamericana contra el colonialismo. «Es una falta de respeto a nuestra historia en tiempos de crisis», escribió un usuario en un post de Roger García, con 164k likes en su página. Otros lo ven como metáfora de la precariedad: en un país con hiperinflación y migración masiva, donde apps como Rappi representan supervivencia para miles, el «Libertador repartidor» satiriza la ironía de un héroe reducido a gig economy.
En Venezuela, donde estatuas de Bolívar son omnipresentes —como la de la Plaza Bolívar en Caracas—, actos similares han generado controversias previas, como en 2012 cuando Paraguay retiró una estatua por tensiones diplomáticas con Venezuela. Aunque no hay confirmación oficial de vandalismo, la ausencia de respuesta rápida aviva críticas a un gobierno que prioriza propaganda bolivariana mientras ignora símbolos cotidianos.
Símbolo nacional en tiempos de crisis: Bolívar y la identidad venezolana
Simón Bolívar (1783-1830), nacido en Caracas, es el padre de la independencia sudamericana, con batallas como Carabobo (1821) que forjaron naciones. Su estatua ecuestre, común en plazas, representa libertad y soberanía, pero en Venezuela actual —con 7 millones de migrantes por colapso económico—, gestos como este resaltan desigualdades. La polémica, similar a memes en Perú donde Bolívar «hace Rappi», cuestiona límites: ¿humor o desdén?
En redes, el debate persiste: mientras algunos defienden la sátira como válvula de escape, otros exigen respeto. Sin responsables identificados, el acto queda como eco de una nación dividida, donde el Libertador, una vez empuñador de espadas, ahora carga mochilas simbólicas de supervivencia.
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