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    Reaparece el cometa 3I/ATLAS y la NASA logra fotografiarlo

    Cuando los telescopios del hemisferio norte captaron una débil mancha azulada sobre el horizonte, los astrónomos supieron que estaban presenciando un milagro cósmico. Era el cometa 3I/ATLAS, el tercer objeto interestelar confirmado en atravesar nuestro Sistema Solar, reapareciendo tras ocultarse detrás del Sol el 31 de octubre de 2025. Descubierto el 1 de julio en Chile por el telescopio ATLAS, este visitante de otro sistema estelar no solo sobrevivió su perihelio –el punto más cercano al Sol, a 1.4 UA (210 millones de km)–, sino que emergió más brillante y con un tono azul inusual, desafiando las leyes conocidas de la física cometaria. Qicheng Zhang, del Observatorio Lowell en Arizona, capturó las primeras imágenes con su telescopio Discovery: “Es solo una mancha, pero cada vez más visible. Todo lo que necesitas es un cielo despejado y un horizonte oriental bajo”.

    Su reaparición, confirmada por observaciones del Nordic Optical Telescope y el Hubble, marca un capítulo de asombro y misterio. El 3I/ATLAS, con un núcleo de 20 km y una masa de 33.000 millones de toneladas, viaja a 60 km/s en una órbita hiperbólica, sin capturarse por la gravedad solar. Su paso más cercano a la Tierra será en diciembre, a 270 millones de km, visible con binoculares hasta marzo de 2026, cuando se acerque a Júpiter antes de huir al vacío interestelar.

    Un forastero antiguo

    El cometa 3I/ATLAS –el «3I» por ser el tercero interestelar tras ‘Oumuamua (2017) y Borisov (2019)– fue avistado el 1 de julio de 2025 por el ATLAS en Río Hurtado, Chile. Su trayectoria recta y velocidad de 210.000 km/h lo delataron como intruso galáctico, formado hace 7.600 millones de años en el disco grueso de la Vía Láctea –más viejo que nuestro Sol de 4.600 millones de años. Pre-descubrimientos retroactivos datan su actividad desde mayo de 2025, cuando TESS de la NASA lo vio a 6.4 UA.

    El perihelio, el 29-30 de octubre, lo ocultó tras el Sol, pero misiones como ExoMars TGO y Mars Express lo fotografiaron el 3 de octubre a 30 millones de km de Marte, revelando una coma rojiza de polvo. Al reaparecer, su brillo aumentó drásticamente –más que cualquier cometa solar previo–, con una «anti-cola» dirigida al Sol, seguida de una cola convencional. “El objeto se volvió mucho más brillante de lo esperado, mucho más brillante que cualquier cometa anterior”, señaló Avi Loeb de Harvard. El Hubble capturó su forma de gota de polvo el 21 de julio, y JWST detectó dióxido de carbono, agua y cianuro en agosto.

    El enigma azul

    Lo que desconcertó a los científicos fue su color azul –más frío que el Sol– y aceleración no gravitacional, indicando emisión de gas. “El objeto debería ser más rojo, pero los datos muestran azul, lo que implica temperatura alta… ¿Por qué?”, cuestionó Loeb. Su coma rojiza por polvo (similar a Borisov) se tornó azul cerca del Sol, con exceso de CO2 vs. agua y níquel vs. hierro –una aleación inédita en cometas locales. Estudios de Toni Santana-Ros (agosto 2025) atribuyen la rojez inicial a evolución de su coma; el brillo súbito, a un «chorro de gas como manguera a máxima presión».

    Loeb especuló: “Si fuera una nave alienígena desacelerando, la anti-cola sería frenado”. Pero Laura Driessen de la Universidad de Sídney contraargumenta: “Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias. No saberlo todo no es evidencia de extraterrestres; es ciencia en progreso”. El 70% de científicos, per encuesta de Scientific American, lo ven como cometa natural con composición única: hielo volátil y níquel de un disco grueso antiguo.

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