Cuatro colosales luchadores de sumo recrearon la mítica portada de Abbey Road de los Beatles el miércoles, cruzando el paso peatonal con trajes tradicionales y sonrisas amplias.
Vestidos con yukatas, los rikishi —que pesan hasta 160 kg cada uno— desfilaron por las rayas cebra, con un bus rojo y ciclistas al fondo. El video, compartido en redes sociales, acumuló millones de vistas en horas.
«No son los primeros turistas en posar allí, pero probablemente los más grandes», bromeó un reportero del Daily Mail.
Este guiño beatle marcó el inicio de su aventura londinense.
El grupo, parte de 40 elite nipones, llegó para el segundo basho profesional fuera de Japón —el primero en Londres desde 1991—. El Royal Albert Hall, con su dohyo de arcilla y techo shintoísta, se transformó en un rincón de Japón antiguo. Tickets agotados para los 5.000 asientos, con comentarios en inglés para neófitos.
Gigantes en bicis y pintas: El tour lúdico de los Rikishi
Antes de los combates, los sumo se lanzaron a la ciudad. Montaron bicicletas Lime por Mayfair, posaron ante Buckingham Palace y Houses of Parliament, y hasta saludaron a patos en Kensington. Atamifuji, estrella emergente, brilló en un tour central, probando ramen en King’s Cross —donde uno fingió cazar el Hogwarts Express—.
La diversión incluyó Guinness en pubs y McDonald’s, agotando noodles en mayoristas locales. «Hemos reforzado sillas para 200 kg y baños empotrados», reveló Matthew Todd, director de programación del Albert Hall, al Guardian. Sin barreras, un rikishi caído podría impactar espectadores.
Mandeep Singh Kundi, campeón británico de 44 años, se emocionó al recibirlos: «El impacto es indescriptible. Soy fan primero, luego luchador». Aonishiki, ucraniano en el circuito, agregó: «Quiero mostrar lo bueno del sumo. Es raro ver topknots en Europa; espero interacciones genuinas».
Rituales ancestrales en el corazón de Londres
El martes, un gyoji bendijo el dohyo, expulsando espíritus malignos con sal y sake —ritual de 1.500 años que eleva el sumo a arte sacro. El miércoles, Onosato Daiki, yokozuna aspirante, lanzó a Ura Kazuki en yorikiri, ante 5.000 fans extasiados.
El torneo, hasta el 20 de octubre, fusiona explosión física y ceremonia: shiko stomps, tsukidashi empujones y dohyo-iri danzas. «Sumo es más que deporte; es herencia shinto», explica un experto de AFP.
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