La escena es tan cotidiana como reveladora: una niña de apenas 10 años le dicta instrucciones precisas a ChatGPT para que le ayude con su tarea escolar, pero no de cualquier forma, sino “con palabras como si fuera yo”. El video, difundido originalmente por Radio Uno en Bolivia y replicado masivamente en redes sociales, se ha convertido en un fenómeno viral que pone en evidencia cómo las nuevas generaciones interactúan con la inteligencia artificial y los desafíos que esto representa para la educación.
En la grabación, la niña le habla directamente al chatbot de OpenAI y le explica lo que necesita: una respuesta breve, clara y adaptada a su edad y estilo de comunicación. «Necesito que trates de resumir, pero como un resumen de una niña de diez años. Y por si acaso, hazlo corto y con palabras que no sean muy inteligentes porque el profesor ya sabe cómo hablo yo», dice con naturalidad.
El momento más comentado del video ocurre cuando la niña, interrumpida brevemente por su hermano, retoma la petición y le solicita a la IA que formule una respuesta “para que el profesor piense que leí todo el texto y que eso me garantice, pero que me garantice, que ya no me va a preguntar y que yo suene bien inteligente”.
Aunque no se muestra el resultado que genera ChatGPT, el clip ha desatado una oleada de comentarios que van desde la admiración por la habilidad comunicativa de la niña hasta el debate sobre la ética y los límites del uso de la inteligencia artificial en la educación.
¿Qué tan elaborado fue su pedido?
Desde el punto de vista técnico, el «prompt» que la niña proporciona es notablemente efectivo: establece con claridad el objetivo, da instrucciones sobre el tono y el estilo, y proporciona contexto visual (una fotografía previa con la tarea), lo que permite a la IA generar una respuesta más adaptada a sus necesidades.
Esto ha hecho que muchos usuarios en redes sociales celebren la naturalidad con la que las nuevas generaciones entienden y aprovechan la tecnología, pero también ha generado preocupación entre docentes que se enfrentan a una nueva realidad: tareas aparentemente escritas por estudiantes, pero en realidad generadas por máquinas.
¿Decir “por favor” y “gracias” a la IA es un problema?
El video también ha revivido otro debate: el uso de expresiones como “gracias” y “por favor” al interactuar con herramientas como ChatGPT. Aunque se trata de una práctica vista como cortés y educativa, expertos como Sam Altman, CEO de OpenAI, han señalado que este tipo de interacciones pueden implicar un consumo adicional de recursos tecnológicos. Cada palabra representa un “token”, una unidad mínima de procesamiento que incrementa la carga de cálculo y, por ende, el gasto energético y económico.
Aun así, investigadores de la Universidad de Cornell destacan que el lenguaje amable tiene efectos positivos. En sus estudios, descubrieron que los mensajes cordiales tienden a obtener respuestas más completas y colaborativas por parte de la IA, especialmente en contextos interculturales. No obstante, advierten que una excesiva cortesía puede entorpecer la claridad del mensaje.
Educación en tiempos de IA
El video de la niña no es un caso aislado, sino el reflejo de una tendencia creciente: estudiantes de todas las edades están incorporando herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT a su vida académica. Esto representa tanto una oportunidad como un reto.
Por un lado, potencia habilidades de comunicación y síntesis, pero por otro, plantea el riesgo de una dependencia tecnológica que podría socavar el desarrollo de competencias propias si no se regula adecuadamente.
Lo que queda claro es que la educación tradicional enfrenta una transformación inevitable. Y mientras algunos niños ya piden tareas hechas “como si fueran ellos”, profesores y padres deberán replantearse urgentemente cómo guiar el aprendizaje en la era de la inteligencia artificial.
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