Miles de pasajeros permanecen varados en aeropuertos de Estados Unidos tras el cierre parcial del gobierno federal, que ha provocado más de 700 cancelaciones de vuelos y retrasos en plena temporada previa al Día de Acción de Gracias. La medida, ordenada por la Administración Federal de Aviación (FAA), afecta a 40 terminales y agrava la crisis del transporte aéreo en el país.
Escasez de personal paraliza aeropuertos clave
Según datos de FlightAware, más de 845 vuelos dentro, hacia o desde Estados Unidos fueron afectados hasta la mañana del sábado. La FAA ordenó reducir operaciones en los principales aeropuertos, una decisión tomada para mitigar los riesgos derivados de la falta de personal en torres de control y centros de gestión del tránsito aéreo.
El cierre del gobierno, que ya supera los 36 días, es el más largo en la historia reciente del país. La suspensión de pagos afecta a 13.000 controladores aéreos y a unos 50.000 agentes de seguridad, lo que ha generado ausentismo y caos operativo. Reuters reportó que las ausencias diarias llegan al 40 %, lo que ha obligado a la FAA a implementar recortes drásticos en la frecuencia de vuelos.
SkyWest Airlines encabeza la lista de cancelaciones con 180 vuelos, seguida por Southwest con 102 y Envoy Air con 69. Otras aerolíneas como United, Delta y American también reportan decenas de operaciones suspendidas. Las principales terminales afectadas son O’Hare (Chicago), Hartsfield-Jackson (Atlanta), Denver y Dallas-Fort Worth, que registran más de 60 cancelaciones cada una.
La FAA ordena recortes de hasta 10 % en vuelos comerciales
La FAA anunció una reducción del 4 % en la cantidad de vuelos, que podría ampliarse hasta el 10 % el 14 de noviembre si no se restablece el personal suficiente. Las restricciones se aplican entre las 6:00 y las 22:00 horas y abarcan los aeropuertos de mayor tráfico del país.
El secretario de Transporte, Sean P. Duffy, explicó a ABC News que se evalúan recortes adicionales de hasta el 20 % “si el espacio aéreo sigue bajo presión”. Hasta el momento, los vuelos internacionales no se han visto afectados debido a compromisos bilaterales.
American Airlines informó que eliminará cerca del 4 % de sus vuelos en los aeropuertos más comprometidos —unas 220 operaciones diarias—, mientras Alaska Airlines canceló entre 36 y 40 vuelos cada día, aunque reubicó a todos sus pasajeros. Varias compañías emitieron políticas de exención para cambios o cancelaciones sin penalización.
Una tormenta perfecta para los viajeros antes del Día de Acción de Gracias
La crisis llega en el peor momento: la víspera del Día de Acción de Gracias, una de las temporadas de mayor demanda aérea en EE. UU. Millones de pasajeros se preparan para viajar, pero la incertidumbre sobre la reanudación del gobierno y la escasez de personal complica la planificación.
Los medios recomiendan a los viajeros verificar constantemente el estado de sus vuelos y mantenerse informados sobre los cambios de itinerario. Aeropuertos como Orlando, Newark y Tampa registran niveles de congestión superiores al promedio habitual.
El impacto económico también preocupa a las aerolíneas. Cada día de cierre implica pérdidas por ventas, mayor gasto logístico y un riesgo creciente de interrupciones en cadena. Además, la prolongación del cierre federal afecta sectores críticos como la seguridad aeroportuaria, la logística y el control aéreo.
Un conflicto político con alto costo social
El cierre federal deriva del estancamiento político en el Congreso, donde la falta de consenso presupuestario entre el gobierno y los líderes demócratas mantiene paralizadas varias agencias. Sin un acuerdo sobre el gasto público, miles de empleados siguen sin recibir sueldo y la parálisis golpea la infraestructura del país.
La FAA advirtió que los retrasos podrían prolongarse incluso después de que se reanuden las operaciones gubernamentales, ya que el proceso de reincorporación de personal y de calibración de sistemas requiere varios días.
La Casa Blanca instó al Congreso a alcanzar un acuerdo “de inmediato” para reabrir el gobierno, señalando que la crisis aérea “es solo un reflejo de las consecuencias humanas y económicas” del cierre.
Mientras tanto, los viajeros siguen varados, entre largas filas, vuelos cancelados y un creciente malestar social que amenaza con convertirse en una pesadilla nacional justo antes de la temporada más concurrida del año.
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