Colombia llamó a consultas a su embajador en Washington luego de que el presidente Donald Trump calificara al mandatario colombiano Gustavo Petro como un “líder del narcotráfico” y anunciara un posible aumento de aranceles y suspensión de ayudas al país. La medida profundiza la crisis diplomática entre ambos gobiernos, que ya enfrentaban tensiones por recientes ataques estadounidenses a embarcaciones acusadas de traficar drogas en el Caribe.
La canciller Rosa Yolanda Villavicencio Mapy confirmó este lunes que Daniel García-Peña, embajador colombiano en Estados Unidos, regresó a Bogotá por instrucción directa de Petro. “En las próximas horas el Gobierno Nacional informará las decisiones tomadas al respecto”, señaló en su cuenta oficial de X, antes Twitter.
El episodio marca un nuevo punto de quiebre en la relación bilateral, que desde enero —cuando Trump volvió a la Casa Blanca— ha estado plagada de choques públicos, acusaciones y decisiones unilaterales por parte de Washington.
Durante un evento en Florida, el presidente estadounidense acusó a Petro de “proteger a los carteles” y de “usar el dinero del narcotráfico para financiar políticas socialistas”. El mandatario colombiano respondió que los señalamientos eran “ofensivos, falsos y peligrosos”, asegurando que la Casa Blanca “ha cruzado una línea inaceptable en el trato a un gobierno soberano”.
Petro también denunció los recientes ataques estadounidenses contra embarcaciones civiles en aguas caribeñas, operaciones que, según el Pentágono, iban dirigidas a grupos asociados con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). “No eran narcotraficantes, sino una familia humilde”, dijo Petro.
Tensión diplomática impacta la economía colombiana
El anuncio de Trump tuvo un efecto inmediato en los mercados: el peso colombiano cayó 1,28% y cerró la jornada del lunes en 3.883,20 unidades por dólar, mientras la Bolsa de Valores de Colombia perdió 1,39%. Analistas financieros atribuyeron la volatilidad a la incertidumbre comercial que podría derivarse de los nuevos aranceles.
Colombia paga actualmente un impuesto del 10% sobre la mayoría de sus exportaciones hacia EE. UU., nivel que el gobierno republicano impuso como base a varios países. Sin embargo, un aumento arancelario podría golpear de lleno a sectores clave como el petróleo, el café, las flores y el banano, pilares del comercio exterior colombiano.
Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia. Entre enero y agosto de este año, las exportaciones hacia ese país alcanzaron los 9.899,8 millones de dólares, equivalentes al 30,3% del total de ventas colombianas. A la par, las inversiones estadounidenses sumaron 2.268,6 millones de dólares en el primer semestre, representando un tercio del total de capital extranjero que ingresó al país.
La Casa Blanca aún no ha detallado qué tipo de ayudas serían suspendidas. No obstante, fuentes diplomáticas indicaron que la amenaza incluye recortes a programas de cooperación militar y a fondos antidrogas canalizados a través del Departamento de Estado.
El distanciamiento político también podría complicar los esfuerzos de Bogotá por renegociar ciertos acuerdos comerciales. Washington suspendió a principios de año la operación de USAID en Colombia, lo que ya había reducido drásticamente el flujo de recursos hacia proyectos sociales y agrícolas.
Relación histórica en crisis
La tensión actual contrasta con décadas de cooperación bilateral. Colombia fue durante más de 20 años el mayor receptor de ayuda estadounidense en América Latina, especialmente a través del Plan Colombia, enfocado en la lucha contra el narcotráfico y las guerrillas.
En septiembre, Trump “descertificó” los esfuerzos antidrogas del gobierno de Petro, alegando que “ha incumplido sus obligaciones internacionales”. Sin embargo, reconoció “la valentía y coraje de las Fuerzas Armadas colombianas”.
En medio de la crisis, el Gobierno colombiano busca mantener el canal diplomático abierto. Petro se reunió este lunes con el encargado de negocios de EE. UU., John McNamara, aunque no trascendieron los detalles del encuentro.
El Ministerio de Relaciones Exteriores colombiano recordó que el llamado a consultas es una medida diplomática de protesta que implica la retirada temporal del embajador para recibir instrucciones y evaluar el futuro de la relación bilateral.
La última vez que ambos países retiraron a sus representantes fue en julio, cuando Petro insinuó que funcionarios de Washington estarían implicados en un intento de golpe de Estado. Tras retractarse, las embajadas reanudaron sus funciones con normalidad.
Hoy, el panorama vuelve a ser incierto. Bogotá evalúa hasta dónde puede tensar la cuerda con el socio más poderoso de la región sin poner en riesgo los intereses económicos y de seguridad que dependen de esa alianza.
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