La ministra de Finanzas y viceprimera ministra de Canadá, Chrystia Freeland, presentó este lunes su renuncia inesperada tras un fuerte enfrentamiento político con el primer ministro Justin Trudeau. En su carta de dimisión, Freeland criticó los planes del gobierno para aumentar el gasto, calificándolos como «trucos políticos».
El contexto de la renuncia
La dimisión ocurrió a pocas horas de que Freeland presentara al Parlamento la actualización económica de otoño, un documento clave que, según se anticipaba, revelaría un déficit presupuestario para 2023/24 mayor de lo previsto. Su salida representa un duro golpe para Trudeau, quien pierde a una aliada clave dentro de su gabinete en un momento crítico, con elecciones en el horizonte y encuestas desfavorables para su gobierno liberal en minoría.
«Durante las últimas semanas, usted y yo hemos estado en desacuerdo sobre el mejor camino a seguir para Canadá», escribió Freeland en su carta, publicada en X (antes Twitter). Hasta el momento, la oficina de Trudeau no ha emitido comentarios oficiales sobre su renuncia.
Tensiones por el gasto público y amenazas externas
El enfrentamiento entre Freeland y Trudeau habría surgido en torno a una propuesta gubernamental que incluye exenciones fiscales temporales y medidas adicionales de gasto. Según medios locales, Freeland expresó su preocupación por los posibles riesgos económicos de estas políticas.
En su carta, también advirtió sobre la amenaza que representan los aranceles a las importaciones canadienses planteados por la administración entrante del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Freeland subrayó la necesidad de mantener una posición fiscal cauta frente a este desafío.
«Eso significa mantener nuestra pólvora fiscal seca hoy, para que tengamos las reservas que podamos necesitar para una guerra arancelaria. Eso significa evitar costosos trucos políticos, que no podemos permitirnos», afirmó Freeland.
El impacto político de la salida de Freeland
Freeland, de 56 años, asumió el cargo de ministra de Finanzas en agosto de 2020, convirtiéndose en una figura central en el manejo económico de Canadá durante la pandemia de COVID-19. Su renuncia deja al gobierno de Trudeau en una posición delicada, con la economía en el centro de las preocupaciones nacionales y las elecciones cada vez más cerca.
La salida de Freeland también pone de relieve divisiones internas dentro del Partido Liberal, lo que podría debilitar aún más a Trudeau en un contexto político ya complejo. Analistas sugieren que la pérdida de una figura de la talla de Freeland podría erosionar la confianza en la gestión económica del gobierno.
Repercusiones internacionales
La renuncia de Freeland llega en un momento crítico, marcado por tensiones comerciales entre Canadá y Estados Unidos, especialmente ante la postura proteccionista del presidente electo Trump. Su advertencia sobre una «guerra arancelaria» resalta la necesidad de una estrategia sólida en las relaciones comerciales internacionales, un desafío que recaerá ahora sobre el próximo titular de Finanzas.
Un vacío de liderazgo en tiempos inciertos
Con su renuncia, Chrystia Freeland deja un legado significativo, pero también un vacío de liderazgo en un momento clave para Canadá. La atención ahora se centra en cómo Justin Trudeau manejará esta crisis política y económica mientras enfrenta crecientes críticas y una oposición fortalecida.
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