El presidente Donald Trump enfrentó una recepción mixta en el US Open el 7 de septiembre de 2025, durante la final masculina entre Jannik Sinner y Carlos Alcaraz en el Arthur Ashe Stadium, Nueva York. A pesar de los esfuerzos de la United States Tennis Association (USTA) por censurar las reacciones del público, los abucheos resonaron cuando Trump, invitado por Rolex, apareció en las pantallas durante el himno nacional. La organización había solicitado a emisoras como ESPN y Sky Sports que no transmitieran “alteraciones o reacciones” ante su presencia, pero los silbidos de los neoyorquinos, en un estadio al 10% de su capacidad al inicio, no pudieron ser silenciados.
Trump, de 79 años, llegó al estadio a las 13:34, 26 minutos antes del inicio programado, retrasado 30 minutos por estrictos controles de seguridad que generaron largas filas. Al salir al palco de lujo, saludó con su característico gesto de puño, recibiendo una mezcla de aplausos y abucheos. Durante el himno, interpretado por la sargento Carla Loy de West Point, su imagen no apareció inicialmente en las pantallas, pero un enfoque posterior desató una oleada de abucheos, seguida de ovaciones al desaparecer. “Trump históricamente ha sido abucheado aquí”, señaló Emma Kaplan, una manifestante de Brooklyn presente fuera del estadio con pancartas de RefuseFascism.org.
Una censura polémica en un torneo icónico
La USTA, consciente de la impopularidad de Trump en Nueva York, un bastión demócrata, emitió un memorando a los broadcasters, según The Athletic, pidiendo evitar mostrar protestas. Esta decisión, calificada como “hipócrita” por The Guardian, contrasta con la historia progresista del US Open, que celebró su 75 aniversario con el lema “rompiendo barreras”. En 2023, ESPN transmitió una protesta climática que detuvo un partido durante casi una hora, lo que hace que la censura actual sea vista como un intento de proteger la imagen de Trump. “Esto no es Nueva York, es Corea del Norte”, criticó un usuario en X, mientras @BenRothenberg, quien reveló el memo, lo llamó “complicidad en el espectáculo de Trump”.
La presencia de Trump, acompañado por figuras como la fiscal general Pam Bondi y la jefa de gabinete Susie Wiles, generó molestias adicionales entre los fans, que enfrentaron demoras de hasta 45 minutos para entrar. A pesar de la censura, videos grabados por espectadores circularon en redes, mostrando los abucheos. Alcaraz, enfocado en el partido, comentó: “Es un privilegio tener al presidente, pero mi trabajo es jugar tenis”. Sinner se llevó el título en un partido vibrante.
Un eco de 2015 y un debate abierto
Esta no es la primera vez que Trump enfrenta abucheos en el US Open. En 2015, durante un partido entre Serena y Venus Williams, el entonces candidato republicano salió del estadio tras una recepción hostil. Su regreso en 2025, el primero en una década, reavivó tensiones en un torneo conocido por su ambiente ruidoso y multicultural. La decisión de la USTA, respaldada por Rolex, ha sido criticada como un intento de blanquear la imagen de Trump, especialmente tras su reciente orden ejecutiva renombrando el Departamento de Defensa como “Departamento de Guerra”.
Mientras el US Open celebra récords de asistencia y ventas, la polémica por la censura marca un punto oscuro. Los abucheos, imposibles de ocultar en la era de los móviles, reflejan el pulso de una ciudad que no teme expresar su descontento, dejando al descubierto las limitaciones de cualquier intento de controlar la narrativa.
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