Este domingo, la caída del régimen de Bashar al-Assad marcó el dramático final de una lucha de casi 14 años por mantenerse en el poder en medio de una brutal guerra civil que fragmentó a Siria y la convirtió en un campo de batalla para potencias regionales e internacionales.
Rusia anunció que al-Assad había «dimitido» y dejado el país, mientras que los rebeldes declararon:
“Después de 50 años de opresión, y 13 de crímenes y desplazamiento forzado, anunciamos hoy el fin de este período oscuro y el inicio de una nueva era para Siria”.
De joven reformador a símbolo de brutalidad
Cuando Bashar al-Assad asumió el poder en el año 2000, muchos esperaban que el joven oftalmólogo, educado en Occidente, trajera reformas tras tres décadas de férreo control bajo su padre, Hafez al-Assad. Sin embargo, en 2011, cuando comenzaron las protestas contra su régimen, optó por tácticas brutales para reprimirlas, desatando una guerra civil.
Al-Assad recurrió a su ejército y al apoyo de aliados como Rusia e Irán para bombardear ciudades opositoras. Según grupos de derechos humanos, su gobierno empleó tortura y ejecuciones extrajudiciales en centros de detención, lo que alimentó la crisis humanitaria.
El costo humano de la guerra
La guerra civil en Siria ha dejado un saldo devastador:
- Casi 500,000 personas muertas.
- 23 millones de desplazados, lo que representa la mitad de la población previa al conflicto.
- Millones de refugiados huyeron hacia países vecinos como Jordania, Turquía, Irak y Líbano, así como hacia Europa.
La caída de un régimen de 54 años
El derrocamiento de Bashar al-Assad pone fin al régimen de la familia al-Assad, que dominó Siria por casi 54 años. Sin un sucesor claro, el país enfrenta una gran incertidumbre política.
Aunque hasta hace poco parecía que Assad había consolidado su poder, la situación cambió rápidamente con una ofensiva sorpresa de grupos opositores desde el noroeste de Siria a finales de noviembre. Las fuerzas gubernamentales colapsaron mientras los aliados de Assad, distraídos por otros conflictos globales como la guerra en Ucrania y tensiones en Medio Oriente, no intervinieron con la fuerza necesaria.
Los últimos años de Bashar al-Assad en el poder
En los últimos años, Assad había recuperado gran parte del territorio sirio, aunque enfrentaba sanciones internacionales. Países vecinos, como Arabia Saudí, comenzaron a normalizar relaciones, e incluso Siria fue readmitida en la Liga Árabe en 2023. Sin embargo, la ofensiva de la oposición desmoronó esta aparente estabilidad.
El paradero de Assad sigue siendo incierto. Algunos reportes indican que huyó del país mientras los insurgentes tomaban la capital, Damasco.
Los orígenes de Bashar al-Assad: Del oftalmólogo al dictador
Bashar al-Assad asumió la presidencia de Siria tras la muerte de su padre, Hafez al-Assad, en 2000. Originalmente, el sucesor designado era su hermano mayor, Basil, pero su muerte en un accidente de coche en 1994 cambió los planes. Bashar fue llamado desde Londres, donde trabajaba como oftalmólogo, para someterse a entrenamiento militar y asumir el liderazgo.
Tras la muerte de Hafez, el parlamento sirio bajó el requisito de edad presidencial de 40 a 34 años para permitir el ascenso de Bashar, quien fue confirmado en un referéndum como el único candidato.
El legado de Hafez al-Assad: Autoritarismo y nacionalismo
Hafez al-Assad gobernó Siria durante casi 30 años, instaurando una economía centralizada al estilo soviético y reprimiendo cualquier disidencia con mano dura. Su régimen fomentó un nacionalismo árabe secular, alineándose con Irán y controlando a Líbano mientras apoyaba milicias palestinas y libanesas.
Una imagen reformista que se desmoronó
En sus inicios, Bashar al-Assad proyectaba una imagen diferente. Con un trato amable y un interés por la tecnología, junto a su esposa, Asma al-Akhras, nacida en el Reino Unido, generaron esperanzas de apertura. Sin embargo, esta imagen quedó eclipsada por la brutalidad con la que enfrentó la revuelta de 2011.
Un futuro incierto para Siria
La caída de Bashar al-Assad representa un cambio significativo para Siria, pero el país enfrenta enormes desafíos: reconstruir una nación devastada, abordar las divisiones internas y gestionar el vacío político que deja un régimen que marcó más de cinco décadas de historia.
También te puede interesar: Evo Morales denuncia un supuesto plan para detenerlo y exiliarlo




