Un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) revela que, a pesar de los avances logrados durante las primeras dos décadas del siglo XXI, más de 200 millones de personas en América Latina y el Caribe viven en pobreza, y cerca de 100 millones lo hacen en condiciones de pobreza extrema.
Metodología y alcance del estudio
El informe, titulado “Diez hallazgos sobre la pobreza en América Latina y el Caribe”, ofrece un análisis detallado de la magnitud y características de la pobreza en la región. El estudio utiliza un enfoque descriptivo basado en encuestas de hogares realizadas entre 2003 y 2023, con umbrales definidos como:
- Pobreza extrema: ingresos menores a USD 3.65 por persona al día.
- Pobreza moderada: ingresos entre USD 3.65 y USD 6.85.
El análisis abarcó 18 países, excluyendo a Nicaragua, Haití, Belice, Bahamas, Surinam y Trinidad y Tobago debido a la falta de datos actualizados.
Concentración de la pobreza: Brasil, México y Venezuela
El estudio señala que 60% de los pobres y 59% de los extremadamente pobres se concentran en tres países: Brasil, México y Venezuela. Esto subraya la necesidad de implementar políticas focalizadas en estas naciones para abordar las causas estructurales de la pobreza.
Distribución geográfica: La pobreza tiene rostro urbano
Según el informe, dos tercios de las personas en pobreza y más de la mitad de quienes viven en pobreza extrema residen en áreas urbanas. Sin embargo, en países como Bolivia y Guatemala, la pobreza extrema se concentra principalmente en zonas rurales, mientras que en Chile y Uruguay predomina en áreas urbanas. Esta variación plantea la necesidad de estrategias diferenciadas según el contexto geográfico.
Grupos más vulnerables: niños, afrodescendientes e indígenas
Algunos grupos demográficos enfrentan mayores niveles de pobreza:
- Afrodescendientes, pueblos indígenas y niños tienen entre 11 y 15 puntos porcentuales más probabilidades de ser pobres que el promedio.
- 39% de las personas en pobreza extrema son menores de 15 años, lo que perpetúa un ciclo de pobreza intergeneracional difícil de romper.
Pobreza crónica: una problemática persistente
El informe destaca que 88% de los hogares en pobreza extrema permanecen en esta condición durante largos períodos, reflejando la dificultad de superar estas situaciones sin apoyo sostenido. En contraste, la pobreza moderada presenta mayor movilidad, aunque casi la mitad de las personas en esta categoría permanecieron así durante al menos cinco de los últimos diez años.
Progresos y retrocesos: una década de avances detenidos
La pobreza en la región disminuyó significativamente entre 2003 y 2014, pasando del 58% al 30%. Sin embargo, el progreso se estancó a partir de 2014 y retrocedió durante la pandemia de COVID-19, cuando las tasas de pobreza aumentaron al 39% en 2020. Aunque los índices han vuelto a descender, algunos países, como Venezuela, siguen enfrentando un aumento sostenido de la pobreza.
Desigualdades en activos y servicios básicos
El acceso a bienes y servicios esenciales muestra brechas significativas:
- 80% de los extremadamente pobres tienen acceso a electricidad, pero solo 20% cuenta con sistemas de alcantarillado conectados a redes públicas.
- La brecha en acceso a internet sigue siendo un desafío clave.
Empleo, educación y salud: pilares desiguales
- Empleo formal: Los no pobres tienen cinco veces más probabilidades de tener empleos formales que los extremadamente pobres.
- Educación: Los extremadamente pobres tienen tasas mucho más bajas de finalización de la educación secundaria, perpetuando las barreras para la movilidad social.
- Salud: Casi el 50% de los extremadamente pobres carecen de seguro médico, en comparación con solo el 20% de los más ricos.
Programas sociales: cobertura insuficiente
Menos de la mitad de los hogares pobres reciben transferencias monetarias condicionadas, mientras que un 11% de los no pobres también acceden a estos beneficios, evidenciando problemas en los mecanismos de focalización.
Un llamado a políticas efectivas y focalizadas
El BID concluye que abordar la pobreza en la región requiere intervenciones más específicas y adaptadas a las características de cada territorio. Si bien algunos programas, como la ampliación del acceso a la educación y la formalización del empleo, han mostrado resultados prometedores, la mayoría carece de seguimiento a largo plazo.
Resumen de los 10 hallazgos clave
- Cantidad de personas en pobreza: Más de 200 millones, de los cuales cerca de 100 millones viven en pobreza extrema.
- Distribución geográfica: Dos tercios de los pobres residen en áreas urbanas.
- Grupos más afectados: Afrodescendientes, pueblos indígenas y niños enfrentan mayores niveles de pobreza.
- Pobreza crónica: 88% de los hogares en pobreza extrema permanecen en esta condición durante largos períodos.
- Evolución de la pobreza: La región ha reducido la pobreza a la mitad desde 2003, pero los avances se han estancado desde 2014.
- Estructura de los hogares: Los hogares pobres tienen más jóvenes y menos ancianos que los no pobres.
- Acceso a activos: Los pobres tienen menos acceso a computadoras, pero casi igual acceso a teléfonos móviles.
- Empleo formal: Cinco veces más común entre los no pobres que entre los extremadamente pobres.
- Servicios de salud y educación: Los más pobres carecen de seguro médico y muestran tasas más bajas de educación secundaria.
- Programas sociales: Menos de la mitad de los pobres reciben transferencias monetarias condicionadas.
Un futuro incierto pero lleno de retos
El informe subraya que, aunque se han logrado avances significativos, la región enfrenta desafíos persistentes para reducir la pobreza, especialmente entre los grupos más vulnerables. La clave estará en implementar políticas sostenibles y efectivas que rompan el ciclo de la pobreza intergeneracional y garanticen un futuro más equitativo para todos.
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