Con un discurso cargado de triunfalismo, el líder supremo de Irán, Ali Khamenei, reapareció el pasado miércoles para proclamar que su país salió victorioso tras doce días de guerra contra Israel y Estados Unidos. Lo hizo pese a que los ataques coordinados de ambos países destruyeron instalaciones nucleares clave y abatieron a gran parte de la cúpula militar iraní.
Desde Teherán, Khamenei celebró lo que llamó “una victoria de la República Islámica” y aseguró que Irán “asestó un duro golpe” a Estados Unidos al atacar la base aérea de Al-Udeid, en Qatar.
La instalación, considerada estratégica para las operaciones estadounidenses en Medio Oriente, habría sufrido daños, según la versión iraní, que no ha sido confirmada por Washington.
EE. UU. contradice a Irán y afirma que su programa nuclear quedó “aniquilado”
El entusiasmo de Khamenei contrasta con los reportes de inteligencia publicados por Estados Unidos. El director de la CIA, John Ratcliffe, aseguró que Irán sufrió daños catastróficos en al menos tres instalaciones nucleares: Natanz, Fordow e Isfahán. Afirmó que la reconstrucción podría tardar años.
La directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, respaldó la versión del presidente Donald Trump, quien desde la cumbre de la OTAN afirmó que Irán quedó incapacitado para producir un arma nuclear.
Mientras tanto, un informe inicial de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) había sugerido que el impacto de los bombardeos sería limitado y sólo retrasaría el programa nuclear unos meses. Sin embargo, la Casa Blanca calificó dicho análisis como “erróneo” y lo desechó públicamente.
La discrepancia interna en EE. UU. no impidió que Israel celebrara los resultados de la ofensiva. Un vocero del Ministerio de Defensa israelí aseguró que “la operación cumplió su objetivo estratégico”.
Khamenei arremete contra Israel y refuerza su discurso ideológico
En sus declaraciones, el líder iraní aseguró que la entrada de Estados Unidos en el conflicto fue un intento fallido por salvar al “régimen sionista”, al que calificó como “noqueado y aplastado”. “Entraron a la guerra para salvarlo, pero no lograron nada”, sostuvo.
Khamenei concluyó con una reafirmación ideológica:
“Ofrezco mis felicitaciones por la victoria sobre el falaz régimen sionista”.
Estas declaraciones se producen tras una de las mayores escaladas entre Irán e Israel en la historia reciente. Durante doce días, ambas potencias intercambiaron misiles, drones y ciberataques. Las acciones culminaron en una ofensiva conjunta de EE. UU. e Israel que, según fuentes occidentales, destruyó infraestructura clave para el plan nuclear iraní.
A pesar del discurso oficial iraní, diversas fuentes indican que Teherán se encuentra en una posición crítica: sin respaldo internacional firme, con su estructura militar severamente dañada y con su capacidad nuclear en ruinas. La comunidad internacional, por su parte, ha pedido contención y un regreso urgente a la diplomacia.
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