El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, afirmó que su país dispone de “más de 5 mil” misiles antiaéreos rusos Igla-S, un armamento que calificó como “una de las armas más poderosas que existen” y que, según dijo, garantiza “la tranquilidad y la estabilidad del pueblo venezolano”. Las declaraciones se produjeron este miércoles, en medio del creciente despliegue militar de EE. UU. en el mar Caribe, lo que Caracas interpreta como una amenaza directa a su soberanía.
“Cualquier fuerza militar del mundo sabe el poder de los Igla-S, y Venezuela tiene más de 5 mil de ellos en los puntos claves de la defensa antiaérea, para garantizar la paz, la estabilidad y la tranquilidad de nuestro pueblo. Más de 5 mil… el que entendió, entendió”, expresó el mandatario durante un acto televisado por Venezolana de Televisión (VTV).
Maduro aseguró que los sistemas están distribuidos estratégicamente en todo el territorio nacional. “Tenemos equipos de simulación y miles de operadores entrenados que dominan el manejo de los Igla-S. Están hasta en la última montaña, en el último pueblo y en la última ciudad de Venezuela. Esta patria tiene que ser inexpugnable”, dijo.
Las declaraciones del presidente se producen en un contexto de tensión creciente con Washington. Desde inicios de octubre, Estados Unidos ha incrementado su presencia militar en el Caribe y en el Pacífico bajo el argumento de combatir el narcotráfico. Caracas, sin embargo, sostiene que esta operación encubre un intento de “cambio de régimen” en Venezuela, una acusación que ha sido reiterada por el chavismo en los últimos años.
Maduro sostuvo que el país “no busca conflictos”, pero “defenderá cada centímetro de su territorio”. También afirmó que las Fuerzas Armadas venezolanas se encuentran en “alerta permanente” y que la cooperación militar con Rusia y China “garantiza el equilibrio geopolítico necesario frente a las amenazas externas”.
EE. UU. intensifica sus operaciones en el Caribe y el Pacífico
El mismo día de las declaraciones de Maduro, el presidente de EE. UU., Donald Trump, confirmó que el Pentágono mantiene operaciones activas contra presuntas embarcaciones dedicadas al narcotráfico en aguas cercanas a Venezuela y Colombia. “Si decidimos llevar nuestras operaciones a tierra, notificaremos al Congreso porque se trata de un asunto de seguridad nacional”, dijo Trump. Sin embargo, agregó que “no necesitamos permiso para actuar” y que las fuerzas estadounidenses “tienen la autorización legal para hacerlo”.
El Departamento de Guerra estadounidense confirmó el octavo ataque en lo que va del mes contra presuntas “narcolanchas” y el primero realizado en el océano Pacífico. Los reportes oficiales indican que al menos dos personas murieron en el más reciente operativo, ocurrido frente a las costas de Colombia.
Estos movimientos militares han sido interpretados por analistas internacionales como parte de la estrategia de disuasión de Washington hacia Caracas y La Habana, en el marco de un nuevo pulso geopolítico en la región. Para el gobierno venezolano, la escalada responde a un intento de “provocar un incidente” que justifique una intervención directa o sanciones más severas.
Un mensaje interno y externo
Según observadores en Caracas, las declaraciones de Maduro tienen también un componente interno. A medida que se acercan las elecciones regionales de 2025, el gobierno busca reforzar la narrativa de “resistencia soberana” frente a las presiones extranjeras. “Es un discurso calculado para mostrar fuerza ante sus aliados y advertir a EE. UU. que no habrá concesiones”, explicó un analista militar venezolano consultado por medios locales.
Mientras tanto, el Ministerio de Defensa venezolano confirmó que se mantienen los ejercicios conjuntos con fuerzas rusas y chinas, enfocados en la “defensa aérea integral”. Estos entrenamientos, realizados en el oriente del país, incluyen simulaciones de ataque con drones, defensa antiaérea y respuesta ante incursiones marítimas.
Hasta el momento, ni el Pentágono ni el Departamento de Estado han emitido una respuesta oficial a las declaraciones del mandatario venezolano. Sin embargo, diplomáticos estadounidenses reiteraron que sus operaciones “no tienen como objetivo atacar al pueblo venezolano, sino frenar el flujo de drogas ilegales”.
En tanto, Caracas insiste en que la soberanía nacional “no está en negociación” y que el país “responderá proporcionalmente a cualquier agresión”.
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