El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, intensificó este lunes la retórica contra Nicolás Maduro al afirmar que el líder venezolano y su entorno operan como una organización criminal integrada al propio aparato estatal. “No vamos a permitir que un cártel opere o se haga pasar por gobierno dentro de nuestro hemisferio”, dijo Rubio en una entrevista con Fox News desde Jerusalén, donde participa en una gira diplomática y se reunió con el primer ministro Benjamin Netanyahu.
Rubio reiteró que Maduro fue formalmente acusado ante tribunales estadounidenses y que contra él y su red existen pruebas, cargos y una estructura criminal que trafica drogas hacia Estados Unidos. “No solo es él. Hay toda una red de personas en ese país que han utilizado el aparato de lo que dicen que es un gobierno para operar una estructura de narcotráfico dirigida contra Estados Unidos”, afirmó el jefe de la diplomacia estadounidense, subrayando que la fiscalía ha presentado cargos y que la recompensa por información ha sido incrementada como un incentivo para su captura.
De acusación judicial a estrategia regional
Rubio describió el caso como algo más que un conflicto diplomático: “Esto es criminal. Está acusado. Es un fugitivo de la justicia estadounidense y hay una recompensa por su captura”. Señaló también que más de 50 países no reconocen la legitimidad del mandato de Maduro, y que esa deslegitimación internacional facilita acciones coordinadas contra las redes que, según Washington, operan desde el Estado venezolano bajo la marca conocida como Cartel de los Soles.
El secretario de Estado defendió que la postura estadounidense no busca un cambio de régimen por motivos políticos, sino desarticular una amenaza concreta: “Cuando tú envías drogas a Estados Unidos, no es una cuestión interna, es una agresión directa a nuestra seguridad nacional”. En ese sentido, explicó que la estrategia de Washington combina presiones judiciales —cargos, recompensas e investigaciones— con sanciones, cooperación regional y medidas que, según él, pueden incluir el uso de “todos los elementos del poder estadounidense” contra quienes trafican drogas.
Recompensas, coordinación internacional y preguntas por la soberanía
Rubio aclaró que lo que circuló en algunos medios como “recompensa” es, en su definición, una “gratificación” ligada a acusaciones formales, y defendió su utilidad para “capturarlo”. A la vez insistió en la necesidad de coordinarse con socios regionales y con aliados europeos para cerrar espacios de impunidad. “No somos solo nosotros. Esa también fue la política de administraciones anteriores y de numerosos gobiernos latinoamericanos y europeos”, dijo.
Sus declaraciones ponen nuevamente en el centro del debate la fina línea entre la acción contra el crimen transnacional y la injerencia en asuntos de soberanía. Rubio respondió con énfasis: “Cuando traficas drogas hacia Estados Unidos, te vuelves nuestro asunto”. Para él, la presencia de una estructura criminal incrustada en instituciones estatales convierte el problema en una amenaza hemisférica, que exige una respuesta conjunta.
Qué implica el mensaje para la región
Las advertencias de Rubio elevan la presión diplomática sobre Caracas y refuerzan la narrativa de Washington de que el combate al narcotráfico en la región exige medidas extraordinarias. Sin embargo, analistas advierten que traducir retórica en resultados efectivos—capturas, desmantelamiento de redes y mejoras en la seguridad—requiere no solo recompensas y sanciones, sino inteligencia, cooperación judicial y manejo cuidadoso del factor político para evitar escaladas.
Mientras tanto, el gobierno de Maduro ha rechazado consistentemente las imputaciones y califica las acciones de Estados Unidos como intentos de desestabilización. La tensión entre ambas capitales subraya que el choque entre acusaciones judiciales y defensa de la soberanía seguirá marcando la agenda regional en los próximos meses.
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