El papa Francisco, de 88 años, sigue en hospital en Roma tras contraer una infección bacteriana que se agravó con neumonía bilateral. Los médicos advierten que el pontífice enfrenta un riesgo importante. Aunque el Vaticano anunció que se levantó para desayunar, el equipo médico confirma que su estado es delicado y exige cuidados intensivos.
El 21 de febrero, el doctor Sergio Alfieri del hospital Gemelli declaró en una rueda de prensa que el papa camina poco. El especialista enfatizó que la edad de Francisco aumenta el riesgo. Además, explicó que la infección se agravó con un cuadro respiratorio bilateral, lo que complica su recuperación.
El Vaticano anunció que el pontífice disfrutó de una noche tranquila y se levantó para desayunar. Sin embargo, el personal médico insiste en que su condición sigue siendo grave. Ellos monitorean cada avance y ajustan el tratamiento para evitar deterioros mayores.
Antecedentes de la salud del Papa
Desde marzo de 2021, Francisco mostró problemas de movilidad y redujo sus apariciones públicas. En 2023, el pontífice se sometió a una cirugía de colon. Por último, los médicos vigilan de cerca su salud y señalan que esta nueva complicación suma riesgos importantes. Asimismo, el Vaticano ha reforzado las medidas de seguimiento médico.
Por otro lado, el equipo médico revisa de forma constante los resultados de laboratorio. Ellos ajustan los tratamientos según el progreso del papa. Además, usan tecnologías de monitoreo para prever complicaciones. La dedicación del equipo se centra en asegurar una recuperación gradual.
Los especialistas trabajan activamente para estabilizar la salud del papa. Realizan exámenes periódicos y utilizan equipos avanzados. Asimismo, el Vaticano informa cada avance para mantener al público al tanto. Finalmente, los médicos esperan mejorar su estado en los próximos días.
Actualmente, los doctores confirman que Francisco no corre peligro inmediato, aunque su condición es crítica. Ellos emplean estrategias de tratamiento intensivo y mantienen comunicación constante con el Vaticano. Por ello, el pontífice recibe atención continua y se prevé un proceso de recuperación lento.
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