Rusia ejecutó uno de sus bombardeos más intensos contra Ucrania, lanzando más de 650 drones y 50 misiles –incluidos balísticos e hipersónicos Kinzhal– que impactaron infraestructuras energéticas y civiles, dejando al menos dos muertos y 13 heridos, entre ellos seis niños. El asalto, que duró más de 12 horas, golpeó Zaporizhzhia con crueldad, colapsando un edificio de cinco pisos y dejando miles sin electricidad en víspera del invierno. Volodimir Zelenski lo calificó de «terrorismo deliberado» y exigió sanciones globales contra la industria petrolera rusa, mientras Moscú reivindicó un «golpe combinado» a objetivos militares.
El operador Ukrenergo activó cortes de emergencia en todo el país para mitigar daños, afectando a regiones como Kiev, Vinnytsia y Leópolis. En la capital, familias se refugiaron en estaciones de metro, pasando la noche en el frío subterráneo. «Este ataque busca sumirnos en la oscuridad; nuestro objetivo es mantener la luz encendida», declaró la primera ministra Yulia Svyrydenko en X, con 2.5 millones de vistas. Las defensas ucranianas derribaron 592 drones y 31 misiles, pero nueve Kinzhal impactaron sin freno, según la Fuerza Aérea.
Escombros y lágrimas: Zaporizhzhia bajo el fuego implacable
Zaporizhzhia, bastión suroriental, absorbió el golpe más letal. Un misil balístico derribó un bloque residencial, matando a dos adultos y sepultando a 13 heridos –seis menores de 2 a 16 años–, reportó Ivan Fedorov, gobernador regional, en Telegram. Rescatistas con brigadas caninas removieron escombros, mientras pirotécnicos buscaban explosivos no detonados. Una residencia estudiantil ardió, y el colapso de un quinto piso dejó un cráter de 10 metros, según el Servicio Estatal de Emergencias (DSNS).
«Una mujer de 82 años limpiaba su hogar destruido; esto no es guerra, es genocidio», relató un testigo a Reuters, capturando el horror civil.
La ministra de Energía, Svitlana Grinchuk, confirmó interrupciones en 148 localidades, con 70.000 hogares a oscuras. En X, Fedorov posteó: «Rusia ataca civiles dormidos; el mundo debe responder», acumulando 1.2 millones de interacciones.
Otras zonas sufrieron: en Ladizin, un niño de siete años gravemente herido; en Lviv, daños a subestaciones que cortaron calefacción. Ucrania, con su red centralizada vulnerable, enfrenta un invierno sin precedentes: el 40% de su capacidad energética destruida desde marzo, per Ukrenergo.
Voces desde el metro: Zelenski y el grito por justicia internacional
Zelenski, desde su búnker, tuiteó: «650 drones, 50 misiles contra hogares e hijos. Rusia elige terror; el G7 debe elegir presión real». Pidió sistemas Patriot adicionales y boicots al petróleo ruso, que genera 80% de ingresos de Moscú. La UE, en silencio inicial, convocó una cumbre de emergencia para el 5 de noviembre, según fuentes diplomáticas en Euronews.
En Moscú, el Ministerio de Defensa reivindicó el «ataque masivo» contra «infraestructura militar», derribando 170 drones ucranianos en Briansk y Crimea. Vladimir Putin, en rueda de prensa, negó avances en Kupiansk –desmentido por Kiev como «manipulación»– y culpó a «provocaciones OTAN».
El Estado Mayor ucraniano reportó contraataques: drones en Vorónezh y Rostov, con 12 impactos rusos confirmados. Polonia activó cazas NATO por «amenaza inminente»
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