El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió que su gobierno iniciará operaciones terrestres contra los cárteles de la droga, tras la reciente destrucción de buques venezolanos acusados de transportar narcóticos. Durante el acto por el 250 aniversario de las Fuerzas Armadas de EE. UU., el mandatario dijo que “tendrán que comenzar a buscarlos por tierra” porque “ya no hay barcos en el agua”. La declaración marca un giro en su estrategia antidrogas, que ahora podría extenderse a territorio latinoamericano.
De los ataques marítimos a la “búsqueda por tierra”
Trump afirmó que la Marina estadounidense “destruyó por completo” embarcaciones que presuntamente pertenecían a cárteles internacionales. “Ya no se pueden encontrar barcos en el agua. Los terroristas del cártel han sido eliminados”, aseguró sin precisar qué organización fue blanco del ataque. Según fuentes militares citadas por medios locales, las operaciones se desarrollaron frente a las costas de Venezuela, aunque no se ofrecieron detalles sobre víctimas ni sobre el tipo de armamento utilizado.
El presidente también anunció que las operaciones no se limitarán al Caribe. “Si los cárteles no operan por mar, lo harán por tierra. Tendremos que comenzar a buscarlos, porque se verán obligados a hacerlo”, dijo ante cientos de marinos que aplaudieron su discurso. Sus palabras generaron especulación sobre una posible expansión militar hacia América Latina, particularmente hacia zonas de tránsito de drogas como México, Colombia o Venezuela.
Hasta ahora, la Casa Blanca no ha confirmado si esa ofensiva incluiría incursiones transfronterizas o cooperación con gobiernos locales. Sin embargo, analistas advierten que un despliegue terrestre de fuerzas estadounidenses podría provocar tensiones diplomáticas con varios países de la región.
Un acto político en tono de guerra
Durante su discurso, Trump adoptó un tono combativo. Calificó al narcotráfico como “una amenaza extranjera” y advirtió que “ninguna nación que proteja criminales escapará de las consecuencias”. La ceremonia militar, celebrada en Washington, estuvo marcada por aplausos, aunque algunos oficiales mantuvieron la distancia tras comentarios polémicos previos del mandatario. En junio, había llamado “animales” a manifestantes en Los Ángeles, lo que generó críticas dentro del propio Pentágono.
Este domingo, el ambiente fue distinto. Los marinos mostraron apoyo abierto a las bromas y declaraciones políticas del presidente, en contraste con la tensión observada días antes en Quantico, Virginia, donde Trump había exigido “entrenar a las tropas para combatir la invasión desde dentro”, en referencia al crimen y la migración.
En esa misma línea, su asesor militar Pete Hegseth anunció nuevas directrices que eliminan estándares de entrenamiento diferenciados por género, lo que el presidente calificó como “nivel masculino universal”. Con ello, busca consolidar una doctrina de fuerza “disciplinada y libre de cultura woke”, según sus palabras.
Hacia un Pentágono al servicio del poder político
El gobierno de Trump ha buscado reconfigurar el papel de las Fuerzas Armadas para reforzar su agenda política. Fuentes de defensa confirmaron que parte de los recursos militares están siendo redirigidos a operaciones antidrogas y de control interno. En los últimos meses, Washington ha reconocido al menos cuatro ataques en el Caribe contra embarcaciones vinculadas con el tráfico de drogas.
La declaración del presidente sobre atacar a los cárteles “por tierra” abre un nuevo frente que podría redefinir la relación de EE. UU. con América Latina. Expertos advierten que, si esas operaciones se extienden sin coordinación internacional, podrían considerarse violaciones a la soberanía de otros países.
Por ahora, la estrategia de Trump mezcla elementos de seguridad nacional con retórica electoral. En un año marcado por conflictos diplomáticos y tensiones internas, su promesa de “buscar a los cárteles donde se escondan” sugiere que la guerra contra el narcotráfico será uno de los pilares de su política exterior.
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