El Congreso de Estados Unidos incumplió el plazo de financiación federal, lo que provocó el primer cierre de gobierno en casi siete años y el tercero durante la presidencia de Donald Trump. A partir de la medianoche, miles de oficinas federales quedaron paralizadas y cientos de miles de trabajadores enfrentan suspensión sin sueldo. Mientras tanto, los republicanos y los demócratas mantienen su confrontación en torno a los subsidios de salud, sin mostrar señales de negociación real. El presidente, lejos de buscar consensos, elevó la tensión al advertir que podría convertir las suspensiones temporales en despidos permanentes, lo que encendió las alarmas de sindicatos y analistas económicos.
Estancamiento político y choques por la salud pública
La crisis presupuestaria estalló después de que el Senado fracasara en aprobar un proyecto provisional de gasto con 55 votos a favor y 45 en contra, insuficientes para romper el bloqueo demócrata. La Casa Blanca ordenó a las agencias activar planes de contingencia, lo que implica detener actividades no esenciales y mantener solo operaciones críticas como seguridad nacional, control aéreo y servicios médicos de urgencia.
El punto central del choque es la financiación de Obamacare y Medicaid. Los demócratas condicionan su apoyo a que se renueven los subsidios a las primas médicas, mientras que Trump y los republicanos buscan restringirlos y mantener los recortes fiscales ya aprobados. La falta de acuerdo colocó a 750 mil empleados federales en la incertidumbre. Muchos de ellos serán suspendidos temporalmente sin goce de sueldo, aunque el presidente amagó con hacer permanentes esos recortes de personal.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, anticipó que el cierre era “inevitable”, mientras que el senador Rand Paul se desmarcó de su partido al votar en contra del paquete republicano. Entre los demócratas, Catherine Cortez Masto y John Fetterman defendieron la línea dura de exigir garantías sanitarias antes de abrir el gasto.
Riesgos inmediatos: empleo, mercados y confianza en la economía
De prolongarse el cierre, Bloomberg Economics calcula que la tasa de desempleo podría subir del 4.3% al 4.7% en apenas tres semanas, al contabilizarse a los trabajadores suspendidos como desempleados temporales. La interrupción del flujo de datos oficiales también complica la estrategia de la Reserva Federal, que depende de los reportes mensuales de empleo e inflación para decidir si recorta o mantiene las tasas de interés.
Los mercados reaccionaron con cautela: el índice S&P 500 cerró con un alza marginal de 0.4%, reflejando la preocupación de los inversionistas por la posible interrupción prolongada de información económica clave. El antecedente más cercano es el cierre de 2018-2019, que se extendió cinco semanas y generó pérdidas multimillonarias.
Trump, sin embargo, mostró disposición a prolongar el bloqueo si no obtiene concesiones, al declarar que “quizá sea el momento de reducir el tamaño del gobierno para siempre”. Estas palabras fueron interpretadas como un mensaje a su base electoral, pero también como una amenaza directa a la estabilidad laboral de cientos de miles de familias estadounidenses.
El cierre, que comenzó oficialmente el 1 de octubre, coincide con el inicio del ciclo de campaña hacia las elecciones intermedias de 2026, lo que convierte la crisis en un escenario de alta tensión política con repercusiones inmediatas en la economía y en la percepción internacional de la solidez institucional de Estados Unidos.
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