Los ataques sistemáticos con drones ucranianos han dañado entre el 17% y el 21% de la capacidad de refinación de petróleo de Rusia, afectando significativamente la infraestructura energética que sostiene la maquinaria de guerra del Kremlin, según estimaciones de Reuters y el Instituto de Estudios de la Guerra (ISW).
Más de una docena de refinerías, oleoductos como Druzhba y terminales portuarias como Ust-Luga han sido blanco de ataques desde enero de 2024, intensificados en 2025, causando interrupciones en la producción, alzas en los precios de combustibles y restricciones a las exportaciones rusas.
Impacto en la infraestructura petrolera rusa
Ucrania ha atacado al menos 13 instalaciones clave, incluyendo las refinerías de Volgogrado (Lukoil, 300,000 barriles diarios), Krasnodar (Afipskaya y Slavyanskaya), Samara (Kuibyshevskaya y Novokuibyshevskaya) y Rostov (Novoshakhtinsk), según United24Media. La refinería Kuibyshevskaya, con capacidad para procesar 7 millones de toneladas anuales, produjo 800,000 toneladas de gasolina y 1.4 millones de diésel en 2024, pero quedó fuera de servicio tras un ataque el 2 de agosto. El puerto de Ust-Luga, vital para las exportaciones, opera al 50% de su capacidad tras daños en su infraestructura, según Reuters.
Estos ataques han reducido la capacidad de refinación rusa en 1.1 millones de barriles diarios, equivalentes al 17% del total, según Reuters. El ISW estima que el impacto podría alcanzar el 21% en algunas regiones, exacerbando la escasez de combustible. En agosto, un ataque en Sochi, sede de los Juegos Olímpicos de 2014, incendió un depósito de petróleo, mientras que la refinería de Novoshakhtinsk ardió durante tres días tras un impacto el 15 de agosto, según Al Jazeera.
Consecuencias económicas y políticas
El daño ha disparado los precios de la gasolina en Rusia, que oscilan entre 57.88 y 64.96 rublos por litro (0.73-0.82 USD), con un aumento proyectado del 0.5-2.5% en septiembre, según Kommersant. Para estabilizar el mercado interno, el gobierno ruso prohibió las exportaciones de gasolina hasta octubre, una medida recurrente desde 2023, según Bloomberg. Esta restricción afectará a países como Hungría y Eslovaquia, dependientes del oleoducto Druzhba, que ha sido atacado cuatro veces en 2025, incluyendo un incidente el 29 de agosto en Naitopovichi, Briansk. Hungría calificó estos ataques como una amenaza a su seguridad energética, según Reuters.
El ISW advierte que la combinación de estos ataques, las sanciones de EE. UU. contra la flota petrolera rusa y el fin del contrato de tránsito de gas con Ucrania el 1 de enero de 2025 podrían desatar una crisis macroeconómica en Rusia, con inflación creciente, devaluación del rublo y pérdida de poder adquisitivo. Los ingresos por petróleo y gas, que representan el 30% del presupuesto ruso, están en riesgo, afectando el financiamiento de su esfuerzo bélico.
Estrategia ucraniana y tensiones internacionales
Ucrania ha intensificado su campaña de drones de largo alcance, con capacidad para alcanzar objetivos a 1,500 km, como la refinería en Bashkiria en mayo de 2024, según Reuters. Kyiv planea producir 30,000 drones y 3,000 misiles en 2025, con apoyo financiero y técnico de aliados occidentales, aunque aún no alcanza la paridad con Rusia en armamento de largo alcance, según Atlantic Council. Los ataques buscan no solo desabastecer al ejército ruso, sino también enviar un mensaje al pueblo ruso sobre las consecuencias de la guerra, rompiendo la narrativa de normalidad impulsada por Vladimir Putin.
Sin embargo, la estrategia ha generado fricciones. EE. UU. expresó preocupación por una posible escalada y el impacto en los precios globales del petróleo, instando a Ucrania a priorizar objetivos tácticos, según Global Witness. Hungría amenazó con cortar el suministro eléctrico a Ucrania en respuesta a los ataques al oleoducto Druzhba. Pese a un intento de moratoria de 30 días acordada por Putin y Trump el 18 de marzo, Ucrania continuó sus ataques, alegando violaciones rusas, según Reuters.
Perspectivas y reacciones
El Kremlin, a través de Dmitri Peskov, minimizó el impacto, asegurando que el mercado de combustible está “cubierto”, pero la prohibición de exportaciones y las interrupciones en regiones clave contradicen esta narrativa. En X, usuarios como @KyivPost celebraron los ataques, destacando un golpe a una terminal de gas en San Petersburgo el 24 de agosto, mientras @StratcomCentre señaló que la reubicación de defensas aéreas rusas dejó vulnerables las instalaciones energéticas.
A pesar de los avances rusos en el frente oriental, como la captura de Komyshevakha en Donetsk, los ataques ucranianos han logrado un impacto económico y psicológico significativo, aunque no han detenido la maquinaria bélica rusa. Con exportaciones de crudo reducidas a 2.72 millones de barriles diarios en agosto, según Reuters, Ucrania demuestra su capacidad para desafiar al “corazón energético” de Putin, mientras el conflicto se intensifica en el ámbito económico y energético.
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