La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se abstuvo de felicitar a la líder opositora venezolana María Corina Machado por su Premio Nobel de la Paz 2025, limitándose a «sin comentarios» durante su conferencia matutina en Palacio Nacional. Ante insistentes preguntas de la prensa, Sheinbaum reiteró la postura mexicana de respeto a la soberanía y autodeterminación de los pueblos, consagrada en la Constitución: «No solamente por convicción, sino porque así lo establece nuestra Carta Magna, y me quedaría hasta ahí».
Esta respuesta, dada en dos ocasiones, refleja la delicada posición de México ante el reconocimiento internacional a Machado, a quien el gobierno ha criticado por su rol en protestas contra Nicolás Maduro, manteniendo relaciones tensas con Venezuela desde 2019.
El Comité Noruego del Nobel, en su anuncio del 10 de octubre, galardonó a Machado «por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia».
Jørgen Watne Frydnes, presidente del comité, la describió como «una valiente y comprometida defensora de la paz, una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en medio de una creciente oscuridad». El fallo resaltó su unificación de una oposición dividida en torno a elecciones libres, cumpliendo los tres criterios de Alfred Nobel: unir a la oposición, resistir la militarización y apoyar una transición pacífica.
Machado, de 56 años, aceptó el premio «con profunda gratitud en nombre del pueblo de Venezuela, que ha luchado por su libertad con admirable coraje, dignidad, inteligencia y amor». En un mensaje desde la clandestinidad —donde se esconde desde su inhabilitación en 2024—, lo vio como «un impulso para concluir la tarea de conquistar la libertad», agradeciendo a aliados como Donald Trump y naciones democráticas.
«Venezuela será libre; este logro propagará coraje y esperanza», añadió, aludiendo a las elecciones de julio de 2024, donde Edmundo González Urrutia (su respaldado) ganó el 67% según actas opositoras, pese al fraude alegado por el CNE.
Contexto de la tensión México-Venezuela: Soberanía vs. reconocimiento internacional
La respuesta de Sheinbaum se enmarca en la doctrina Estrada, que prioriza la no intervención y el reconocimiento automático de gobiernos de facto, heredada de AMLO. México no reconoce a Maduro desde las elecciones de 2018, suspendiendo relaciones en 2019 y manteniéndolas a nivel de encargados de negocios. En 2024, Sheinbaum, como virtual presidenta, rechazó reconocer a González: «No me corresponde; organismos internacionales lo harán». Machado, inhabilitada por el TSJ en enero de 2024, ha liderado protestas masivas con 80% de apoyo (Datanalisis), unificando la oposición en Vente Venezuela y Súmate.
El Nobel, el segundo para una venezolana tras Baruj Benacerraf (Medicina, 1980), ha generado felicitaciones globales: Isabel Díaz Ayuso (Madrid) la llamó «insobornable»; Alberto Núñez Feijóo (PP España) celebró su «larga lucha»; el Gobierno de Panamá la vio como «gran triunfo por la democracia». En EE. UU., venezolanos en el exilio lo tildaron de «esperanza para la transición». El Consejo de Europa afirmó: «Su acción por la democracia es también por la paz».
En redes, #MariaCorinaNobel acumula 5 millones de menciones, con memes de «Maduro vs. la democracia». Machado, en su cuenta de X, lo vio como «firme llamado para la transición inmediata». La ceremonia será el 10 de diciembre en Oslo, donde recibirá 11 millones de coronas suecas (1 millón de dólares), pero su asistencia es incierta por su estatus de clandestinidad.
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