La historia de Jonathan Sotelo, mejor conocido como el estafador de Bumble, ha causado indignación y sorpresa tanto en México como en otros países. A través de la famosa aplicación de citas, este hombre utilizó su carisma y habilidades manipuladoras para engañar a más de 70 mujeres, generando un esquema de estafa emocional y financiera que le permitió llevar un estilo de vida de lujos.
El modus operandi: un piloto sin alas, pero con muchas mentiras
Jonathan Sotelo se presentaba como piloto de aviación, una supuesta profesión que respaldaba con fotografías en aeropuertos, uniformes y una vida aparentemente exitosa. Pero las investigaciones demostraron que jamás tuvo licencia para volar ni estudios en aviación. Su único título comprobado es en Comunicación Social.
Su estrategia era sencilla pero efectiva: establecía una conexión emocional con sus víctimas, quienes confiaban en él gracias a su supuesta estabilidad económica y profesional. Una vez ganada su confianza, pedía préstamos o solicitaba que compraran bienes a su nombre, bajo excusas como problemas bancarios o emergencias laborales.
¿Cuántas víctimas y en qué países?
Sotelo no solo engañó a mujeres en México. Su red de víctimas incluye personas de España, Colombia y Alemania, además de varios estados mexicanos como Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Cancún y Veracruz. Hasta ahora, se estima que más de 70 mujeres han denunciado sus prácticas, aunque se cree que el número real podría ser mayor debido al miedo o la vergüenza de otras posibles víctimas.
¿Cuánto llegó a estafar?
El monto total de sus estafas no ha sido revelado, pero algunos testimonios indican que las pérdidas individuales de las víctimas oscilan entre 50,000 y 200,000 pesos. Sotelo usó este dinero para mantener un estilo de vida extravagante, que incluía automóviles de lujo, departamentos en zonas exclusivas y, según los informes, la compra de una avioneta, otro elemento que usó para construir su falsa narrativa como piloto.
El impacto emocional en las víctimas
Más allá de las pérdidas económicas, las mujeres que fueron estafadas por Sotelo describieron el daño emocional como una de las heridas más profundas. Muchas confiaron en él, no solo como pareja, sino como alguien que proyectaba seguridad y éxito. La desilusión y el sentimiento de traición han llevado a varias de ellas a alzar la voz, buscando anunciar a otras personas sobre sus tácticas.
El caso de Jonathan Sotelo pone en evidencia la importancia de tomar precauciones al establecer relaciones en línea. Las aplicaciones de citas pueden ser una herramienta para conectarse con personas, pero también representan riesgos si no se verifican las credenciales e intenciones de quienes conocemos en ellas.
Este escándalo no solo deja una lección sobre confianza, sino también sobre el poder de las redes sociales para amplificar casos que de otro modo podrían haber pasado desapercibidos. Las autoridades continúan investigando a Sotelo, mientras las víctimas buscan justicia y reparación.


                                    

