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    El macabro legado de ‘El Pozolero’: el hombre detrás de la desaparición de 300 personas

    El hallazgo de un campo de exterminio en Teuchitlán, Jalisco, ha reavivado la memoria de los crímenes cometidos por Santiago Meza López, alias ‘El Pozolero’. Este personaje trabajó para el Cártel de Tijuana entre 2000 y 2009, periodo en el que ayudó a desaparecer al menos 300 cuerpos con métodos atroces.

    La historia de ‘El Pozolero’ y su papel en el Cártel de Tijuana

    Santiago Meza López fue capturado por el Ejército Mexicano el 22 de enero de 2009 en Tijuana. Su detención se debió a su participación en actividades delictivas para la organización de los hermanos Arellano Félix. Su función dentro del cártel era la disolución de cuerpos en sustancias químicas para evitar su localización.

    Recibió inicialmente una condena de 10 años por delincuencia organizada, inhumación clandestina y asociación delictuosa. Sin embargo, en marzo de 2024 se le dictó una segunda sentencia de 30 años y ocho meses por delitos adicionales, incluyendo secuestro.

    Según su testimonio, su incursión en el crimen organizado comenzó como un acto de venganza, luego de que su hermana fuera víctima de un crimen por parte de otra organización delictiva. Bajo las órdenes de Teodoro García Simental, alias ‘El Teo’, Meza se convirtió en el encargado de eliminar los cuerpos de las víctimas.

    Durante su confesión, reveló que utilizaba sosa cáustica en tambos de 200 litros para disolver los cuerpos en aproximadamente 24 horas. Posteriormente, los restos eran vertidos en fosas ubicadas en terrenos baldíos de Tijuana. Se estima que por este trabajo recibía un pago semanal de 7 mil pesos.

    Descubrimientos en el campo de exterminio de Teuchitlán

    El 12 de marzo, la Fiscalía de Jalisco informó sobre los hallazgos en el Rancho Izaguirre, un predio utilizado como crematorio clandestino. Entre los objetos encontrados se cuentan más de 400 pares de zapatos, cientos de prendas de vestir y restos humanos.

    Además, peritos forenses hallaron 96 casquillos de diversos calibres, algunos de ellos oxidados y fraccionados, junto con tres cargadores de armas de alto poder y un aro aprehensor metálico.

    El rancho, que se presume estaba bajo control del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), ya había sido investigado en septiembre de 2024. No obstante, en aquella ocasión no se detectaron fosas ni crematorios clandestinos.

    Ante la magnitud de los hallazgos, la Fiscalía General de la República (FGR) tomó el caso. El fiscal general, Alejandro Gertz Manero, criticó la inacción de las autoridades locales y anunció una investigación para determinar responsabilidades.

    “La historia de este caso debe esclarecerse. No es posible que una situación de tal magnitud no haya sido detectada por las autoridades locales”, declaró Gertz Manero.

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