El Senado aprobó la Ley de Ingresos 2026 entre acusaciones de endeudamiento y alertas sobre un futuro financiero incierto. Mientras el oficialismo defendió el paquete económico como responsable y “socialmente justo”, la oposición advirtió que México se acerca a un punto de riesgo fiscal, con un aumento sostenido de la deuda pública y un margen cada vez menor para maniobrar ante crisis.
Debate entre estabilidad y riesgo económico
El Senado de la República aprobó la Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2026, que prevé ingresos por 10 billones 193 mil 683 millones de pesos. El dictamen pasó con 79 votos a favor y 37 en contra en lo general, y con 74 a favor y 35 en contra en lo particular, tras el rechazo de todas las reservas presentadas por la oposición.
De ese monto, cinco billones 838 mil millones corresponden a impuestos, 641 mil millones a cuotas de seguridad social, 157 mil millones a derechos y un billón 631 mil millones a ingresos por ventas de bienes y servicios. Además, el gobierno prevé captar un billón 473 mil millones adicionales mediante financiamiento, lo que representa el componente más polémico del paquete.
La Ley de Ingresos también autoriza al Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB) a contratar créditos para refinanciar sus obligaciones, y obliga a Petróleos Mexicanos (Pemex) a cumplir ante la Tesorería con sus contribuciones bajo esquemas definidos por el SAT. Otro punto destacado es la posibilidad de que organizaciones civiles con buen historial fiscal reciban recursos de donatarias para atender desastres naturales.
La deuda, eje de la confrontación política
El morenista Miguel Ángel Yunes Márquez, presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público, aseguró que la iniciativa parte de “supuestos macroeconómicos prudentes” y refleja una política orientada a “garantizar la estabilidad económica y el fortalecimiento de los ingresos públicos”. Según dijo, los ingresos presupuestarios efectivos alcanzarán 8 billones 721 mil millones de pesos, un incremento de 519 mil millones respecto a 2025, impulsado por una mayor recaudación tributaria que representará 15.1% del PIB, el nivel más alto en la historia reciente.
Sin embargo, la oposición consideró que detrás del optimismo oficial se esconde un aumento alarmante del endeudamiento. El panista Gustavo Sánchez Vásquez advirtió que el techo de endeudamiento neto aprobado asciende a 1.8 billones de pesos para 2026, lo que, sumado a los años previos, “representa una carga similar a la acumulada durante todo un siglo”.
La priista Cristina Ruíz Sandoval calificó la ley como una medida que “hipoteca el futuro” y “usa el gasto público con fines electorales”. Mientras que el senador de Movimiento Ciudadano, Luis Donaldo Colosio Riojas, sostuvo que “esta Ley de Ingresos profundiza las desigualdades y encarece el crédito”, y denunció que “manda señales de privilegios a los mismos grupos de siempre”.
Desde el bloque oficialista, Cuauhtémoc Ochoa Fernández respondió que las críticas son parte de una “narrativa de miedo”, y que la deuda contratada es “manejable, soberana y destinada a inversión productiva, no a gasto corriente”.
Impacto fiscal y proyecciones hacia 2026
De acuerdo con el dictamen, la recaudación federal participable —la que se distribuye entre las entidades federativas— ascenderá a 5 billones 339 mil millones de pesos. Además, el Servicio de Administración Tributaria podrá emitir reglas especiales relacionadas con el Mundial de Fútbol 2026, para definir la clasificación fiscal de los beneficiarios y las condiciones de cumplimiento tributario.
También se autoriza al IMSS a reducir hasta el 100% de multas y recargos derivados de adeudos patronales hasta diciembre de 2025, una medida que busca aliviar a las empresas más pequeñas en un contexto de desaceleración económica global.
Aunque el gobierno insiste en que la ley mantiene una ruta de responsabilidad fiscal, varios economistas independientes advierten que la dependencia del financiamiento público podría limitar la capacidad de reacción ante un entorno internacional incierto.
En síntesis, la Ley de Ingresos 2026 fue aprobada, pero el debate sobre su impacto apenas comienza. Para unos, representa estabilidad y redistribución; para otros, una deuda que las próximas generaciones deberán pagar.
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