El histórico capo Ismael “El Mayo” Zambada se declarará culpable este lunes 25 de agosto ante un juez federal en Nueva York, marcando el fin de décadas de elusión judicial. Su decisión representa no solo la culminación de un proceso legal complejo, sino también un punto de inflexión en la historia del Cártel de Sinaloa, donde los pactos familiares y la lealtad al código de silencio han cedido ante los beneficios de colaborar con las autoridades estadounidenses. Con 77 años, Zambada García enfrenta 24 cargos criminales que incluyen asesinato, tráfico de armas y distribución de drogas, especialmente fentanilo, cuya circulación ha provocado un aumento récord de sobredosis en EE. UU.
Este acuerdo judicial evita que el veterano capo sea sometido a juicio y abre la puerta a su posible integración al programa de testigos protegidos, similar al que benefició a varios miembros de su familia en los últimos 15 años. La trayectoria de Zambada evidencia un patrón familiar de cooperación con la justicia, iniciado con la captura de su hijo Jesús Vicente “El Vicentillo” Zambada Niebla y consolidado por la colaboración de otros familiares, incluidos sus hijos menores y su hermano Jesús Reynaldo “El Rey” Zambada García.
El derrumbe de la omertá en el clan Zambada
La declaración de culpabilidad de El Mayo refleja un cambio profundo en la cultura interna del cártel. Durante décadas, la familia defendió la omertá, el código de silencio absoluto, como garantía de supervivencia y protección de sus intereses. Sin embargo, los beneficios tangibles ofrecidos por la justicia estadounidense —como la reducción de penas y el resguardo en programas de testigos— impulsaron la ruptura de esa tradición. Los casos de El Vicentillo, Ismael “Mayito Gordo” Zambada Imperial y Serafín Zambada Ortiz ilustran cómo la cooperación con autoridades norteamericanas ha permitido a los miembros de la dinastía negociar condenas reducidas y preservar su seguridad personal y familiar.
El proceso de Zambada García también pone de relieve la compleja red de corrupción que construyó durante más de 40 años. Su influencia alcanzó a políticos, empresarios y funcionarios de distintas instituciones, convirtiéndolo en una figura clave del narcotráfico en México y en la persona con más conocimiento sobre los mecanismos internos del cártel. La decisión de declararse culpable no solo afectará la estructura de la organización, sino que también tendrá repercusiones legales y políticas en México, debido a su capacidad histórica de tejer alianzas y proteger a sus operadores.
La fragmentación del Cártel de Sinaloa se intensificó tras la condena vitalicia de Joaquín “El Chapo” Guzmán y la captura de mandos intermedios. Hoy, las facciones se distribuyen entre los hijos de Guzmán, conocidos como “Los Chapitos”, y la rama mayista, liderada por Ismael Zambada Sicairos, “El Mayito Flaco”. La colaboración de Zambada García con la justicia estadounidense pone a prueba los últimos vestigios de lealtad interna, redefiniendo la dinámica de poder dentro del cártel y la manera en que operan sus líderes.
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