El Senado de la República aprobó una nueva política arancelaria que endurece de forma notable el costo de importar miles de productos provenientes de China y otras naciones asiáticas sin tratado comercial con México. La decisión, que desató tensión entre sectores productivos, analistas y gobiernos extranjeros, establece incrementos arancelarios que llegarán hasta 50% a partir del próximo año. Los ajustes alcanzan a rubros estratégicos como automóviles, autopartes, textiles, prendas de vestir, plásticos, acero y productos electrónicos. El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum sostiene que la medida fortalecerá la producción nacional, equilibrará el comercio exterior y protegerá el empleo. Sin embargo, especialistas advierten que la intención real podría ser ofrecer señales de alineamiento a EE. UU. rumbo a la revisión del TMEC y aumentar la recaudación para apoyar las finanzas públicas.
Ajustes para equilibrar el comercio, pero con impacto directo al consumidor
Según la propuesta aprobada, los nuevos aranceles se enfocan en bienes provenientes de China, India, Corea del Sur, Tailandia e Indonesia. La Secretaría de Economía impulsó la iniciativa desde septiembre, pero enfrentó resistencia en la Cámara de Diputados debido a la presión de grupos empresariales y la preocupación por las reacciones del gobierno chino. Aun así, Morena y sus aliados lograron sacarla adelante.
El paquete establece que la mayoría de aranceles se ubicará hasta 35%, aunque algunos llegarán a 50%. De las aproximadamente mil 400 fracciones arancelarias, dos terceras partes tuvieron una reducción respecto al proyecto original para facilitar su aprobación. El sector textil, el vestido, el siderúrgico, el automotriz y el plástico concentran la mayor parte de los ajustes.
A pesar de su intención declarada de proteger la producción nacional, la medida también generará un aumento en los precios finales, ya que el arancel funciona como un impuesto adicional que pagan consumidores y empresas. “Por una parte, se protegen sectores productivos locales que se ven en desventaja frente a los productos chinos. Se protege el empleo también”, afirmó el senador panista Mario Vázquez. Sin embargo, advirtió que los recursos recaudados deben transparentarse y orientarse realmente al fortalecimiento de cadenas productivas.
El sector privado reaccionó con inquietud. Amapola Grijalva, presidenta del organismo México–China, consideró que los aranceles “no tienen una justificación real” y podrían frenar el acceso a componentes clave que México no produce, especialmente en electrónica y automotriz. Señaló que cualquier daño a la industria nacional debe medirse con precisión antes de aplicar medidas tan amplias.
Tensión comercial rumbo al TMEC y riesgos para la industria local
Entre los sectores más preocupados se encuentra el automotriz. Las empresas advierten que ciertas autopartes, pantallas táctiles y componentes electrónicos no tienen sustituto nacional, por lo que el incremento arancelario puede romper cadenas de suministro. Analistas sostienen que el impacto podría sentirse especialmente en un momento en que la economía mexicana muestra estancamiento.
Para el senador morenista Emmanuel Reyes, los nuevos aranceles impulsarán el contenido mexicano dentro de las cadenas globales de valor y protegerán empleos claves. Rechazó que se trate de una medida meramente recaudatoria y afirmó que forma parte de una política económica orientada al bienestar.
Además del contexto interno, la iniciativa llega mientras Estados Unidos mantiene presión sobre México y Canadá respecto al papel de ambos países como posibles plataformas de exportación para productos chinos. Jamieson Greer, Representante Comercial de EE. UU., aseguró recientemente que ese fenómeno ya ocurre, lo que podría complicar la revisión del TMEC el próximo año.
India también será afectada. El país asiático es uno de los socios comerciales de crecimiento más rápido para México, con exportaciones que incluyen productos farmacéuticos, químicos y textiles. Los especialistas alertan que el incremento arancelario podría frenar ese dinamismo.
Al pasar ahora al Ejecutivo, la política arancelaria abre una nueva etapa en la relación comercial de México con Asia y anticipa un 2026 marcado por mayor escrutinio internacional, presiones de Washington y una competencia global cada vez más dura.
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