Un estudio reciente publicado en Global Change Biology alerta que la acidificación de los océanos ha superado los límites seguros para la salud del planeta. Este fenómeno silencioso pero devastador afecta gravemente la vida marina y podría poner en riesgo la seguridad alimentaria de millones de personas.
¿Qué es la acidificación oceánica?
La acidificación ocurre cuando los océanos absorben grandes cantidades de dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera. Este gas reacciona con el agua para formar ácido carbónico, lo que reduce el pH del mar y lo vuelve más ácido.
Este cambio afecta la capacidad de organismos marinos —como corales, moluscos y ciertos tipos de plancton— para formar sus conchas y esqueletos de carbonato de calcio. Sin estas estructuras, su supervivencia está en peligro.
El estudio revela que al superar esta “línea roja” de acidez, ecosistemas vitales comienzan a colapsar. Los arrecifes de coral, que albergan miles de especies, se debilitan y mueren. Esto afecta a peces y otras formas de vida marina, perjudicando a quienes dependen de estos recursos para vivir y trabajar.
Los científicos llaman a este problema el “gemelo malvado” de la crisis climática, porque aunque no es tan visible, es igual de grave. Además, la acidificación reduce la capacidad de los océanos para absorber CO₂, lo que agrava el calentamiento global.
Por qué esta crisis pasa desapercibida
Una razón por la que la acidificación no recibe la atención que merece es que sus efectos son menos evidentes que otros fenómenos climáticos, como incendios o huracanes. Pero esto no significa que no sea urgente. Si no se actúa rápido, las consecuencias serán irreversibles. El daño a la vida marina puede desencadenar una crisis ecológica y económica global.
Organismos internacionales y expertos insisten en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger los ecosistemas marinos. Sin embargo, las políticas actuales no están a la altura del desafío.
Se necesita un compromiso global firme, que incluya investigación, monitoreo y estrategias claras para proteger la salud de los océanos. Además, es vital cambiar la percepción pública para entender que la supervivencia humana depende del equilibrio marino.
Efectos combinados y amenazas para el futuro
La acidificación no actúa sola. Junto con el aumento de la temperatura del mar, la contaminación y la sobrepesca, crea un escenario muy preocupante.
La industria pesquera, fundamental para muchos países, ya enfrenta pérdidas y cambios en la distribución de especies. Esto afecta a las comunidades que dependen de la pesca y puede provocar crisis alimentarias.
Un llamado urgente a la acción
La acidificación oceánica es una amenaza real y presente, no un problema lejano. Ya cruzamos la línea roja y el tiempo para actuar se agota.
Es imprescindible reducir las emisiones, proteger los océanos y fortalecer la cooperación internacional. Solo así se podrá evitar un daño irreversible que impactará a generaciones futuras.
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