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    Ballena muerta en Playas de Tijuana desata alarma ambiental y protocolo oficial

    El hallazgo del cuerpo sin vida de una ballena en la orilla de Playas de Tijuana sorprendió a residentes y visitantes este lunes por la tarde. La aparición ocurrió cerca de la Estación de Salvavidas número 14, en inmediaciones del fraccionamiento La Perla, generando inquietud entre quienes presenciaron la escena. Decenas de personas se acercaron para fotografiar al mamífero marino, mientras autoridades municipales y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) desplegaron un operativo especial para atender el caso. El hecho abrió interrogantes sobre las causas del deceso y reavivó las preocupaciones sobre la salud de los ecosistemas marinos en Baja California.

    Las autoridades locales informaron que maquinaria pesada, incluida una retroexcavadora, fue utilizada para iniciar la remoción del animal, con el objetivo de prevenir riesgos sanitarios y dar un manejo adecuado a sus restos. Profepa confirmó que el ejemplar llevaba más de 24 horas sin vida antes de ser arrastrado por la marea hasta la playa.

    Aunque aún no se han dado a conocer detalles sobre la especie ni las dimensiones de la ballena, especialistas en conservación consideran que el análisis de estos casos puede ofrecer pistas clave sobre los impactos ambientales que enfrenta el Pacífico mexicano.

    Reacciones de la comunidad y ambientalistas

    El acontecimiento no pasó desapercibido para los habitantes de la zona. Testigos coincidieron en describir el hallazgo como “impactante y triste”, pues no es común observar un cetáceo muerto en la costa tijuanense. Varias familias llevaron a sus hijos a la playa, motivadas por la curiosidad, aunque autoridades pidieron a la población evitar el contacto con el animal para prevenir riesgos de salud.

    Colectivos ambientalistas de Baja California señalaron que el suceso debe investigarse a fondo. Recordaron que la costa del Pacífico mexicano es hábitat de ballenas grises, azules y jorobadas, todas especies protegidas que cumplen un papel fundamental en la cadena trófica marina.

    “La muerte de una ballena nunca debe tratarse como un hecho aislado, porque refleja problemas más profundos en nuestros mares”, comentaron integrantes de organizaciones locales de defensa ambiental.

    Además, señalaron que la región enfrenta problemáticas como el vertimiento de aguas residuales al océano, la presencia creciente de plásticos y la presión urbana sobre la franja costera, factores que deterioran la calidad del hábitat de estas especies. A su juicio, los varamientos reiterados de cetáceos en distintas playas mexicanas son una alerta sobre la urgencia de reforzar políticas públicas de conservación.

    Protocolos y posibles causas del deceso

    El Ayuntamiento de Tijuana indicó que los trabajos de remoción continuarán hasta concluir con el manejo sanitario del cuerpo del animal. Por su parte, Profepa explicó que, en coordinación con instituciones académicas, se realizan necropsias a los cetáceos varados para precisar la causa de muerte. Estos estudios aportan información sobre enfermedades, lesiones por redes de pesca o posibles impactos por contaminación.

    En el caso de la ballena hallada en Playas de Tijuana, los especialistas no descartan que factores como la pesca incidental, infecciones o intoxicación por contaminantes puedan haber estado relacionados con su muerte. Sin embargo, los resultados finales podrían tardar varios días.

    El episodio se suma a otros reportes recientes de varamientos de ballenas en costas mexicanas. Cada caso plantea nuevos retos para la ciencia y las autoridades, pues evidencian la necesidad de mantener un monitoreo constante sobre el estado de salud de las poblaciones marinas.

    La recomendación oficial para los visitantes de la playa es mantener la distancia y seguir las indicaciones de Protección Civil y Profepa, que continuarán presentes en la zona hasta concluir las labores de retiro del cuerpo. Mientras tanto, organizaciones ambientalistas han hecho un llamado a que este suceso sirva como recordatorio de la urgencia de proteger los océanos mexicanos y atender las causas estructurales que ponen en riesgo a los grandes mamíferos marinos.

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