Una ballena extremadamente rara, conocida como ballena dentada de pala, ha capturado la atención de la comunidad científica. Con solo siete avistamientos registrados en la historia, este cetáceo sigue siendo un enigma. Esta semana, un equipo de científicos y representantes culturales maoríes en Nueva Zelanda inició la primera disección detallada de un ejemplar casi intacto, encontrado en una playa en julio.
Un hallazgo extraordinario
Anton van Helden, asesor principal de ciencias marinas de la agencia de conservación de Nueva Zelanda, expresó su asombro por este descubrimiento. “No puedo explicarles lo extraordinario que es”, afirmó. Van Helden, quien lleva 35 años estudiando zifios, destacó que esta es la primera vez que se analiza un ejemplar de esta especie en detalle.
El ejemplar, un macho de 5 metros de largo, ha sido trasladado a un centro de investigación en Dunedin. Allí, los científicos esperan descubrir más sobre su biología, incluyendo su sistema digestivo, posibles parásitos desconocidos y su capacidad para producir sonido.
El enigma de su hábitat y comportamiento
Aunque los zifios son conocidos por habitar grandes profundidades oceánicas, no se ha visto nunca a una ballena dentada de pala viva en su entorno natural. Los científicos desconocen su hábitat específico, cómo procesan los alimentos o incluso las causas de muerte de los pocos ejemplares encontrados. Este análisis representa una oportunidad única para resolver algunas de estas incógnitas.
Historia de los avistamientos: un rompecabezas científico
El primer registro de esta especie data de 1872, cuando se encontraron huesos en la isla Pitt de Nueva Zelanda. Posteriormente, se realizaron otros hallazgos en las décadas de 1950 y 1980 en Nueva Zelanda y Chile. Sin embargo, no fue hasta 2002 que pruebas de ADN confirmaron que los restos pertenecían a una misma especie.
En 2010, dos ejemplares completos aparecieron en una playa neozelandesa, pero no fueron estudiados. Ahora, con este séptimo ejemplar, los científicos tienen la oportunidad de llenar los vacíos en el conocimiento de esta especie.
Colaboración con los maoríes: ciencia y tradición
La disección de la ballena se está llevando a cabo con la participación activa de los maoríes, quienes consideran a las ballenas un taonga (tesoro preciado). Según Tumai Cassidy, representante del pueblo Te Rūnanga Ōtākou, la ballena es un regalo de Tangaroa, deidad del océano. Antes de iniciar el estudio, se realizó una karakia (oración) en honor al animal.
Los maoríes conservarán la mandíbula y los dientes de la ballena como parte de su herencia cultural. Mientras tanto, el resto del esqueleto será exhibido en un museo, y se utilizarán impresiones 3D para replicar las partes donadas.
Un vistazo al océano profundo
Se cree que estas ballenas habitan en el Pacífico Sur, en áreas cercanas a fosas oceánicas profundas. Los zifios son conocidos por alimentarse a mayores profundidades que cualquier otro cetáceo, lo que podría explicar por qué rara vez son avistados.
El análisis actual no solo busca entender cómo murió este ejemplar, sino también cómo vivió. “No nos interesa sólo cómo murieron estos animales, sino cómo vivieron”, destacó Joy Reidenberg, anatomista comparada de la Escuela de Medicina Icahn en Nueva York.
Avances científicos y su impacto
El equipo espera que esta investigación no solo amplíe el conocimiento sobre las ballenas dentadas de pala, sino que también genere descubrimientos aplicables al estudio de la condición humana. Este esfuerzo colectivo podría marcar un hito en la comprensión de las especies más misteriosas que habitan en las profundidades del océano.
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