A ritmo acelerado y preocupante. Así se está calentando México, y lo está haciendo a mayor velocidad que el promedio global. De hecho, casi el 30% del aumento en temperatura registrado en el país desde 1977 ha ocurrido en los últimos ocho años, desde que Luis Fonsi lanzó el éxito mundial “Despacito” en 2017. La comparación no es casual: la hace el doctor Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de la UNAM, para ilustrar cuán drástica ha sido la aceleración del calentamiento global en México.
Calor récord, riesgos crecientes
Según datos del PINCC, la temperatura en México ha aumentado 1.7°C desde 1977, pero lo más alarmante es que la velocidad del calentamiento en algunas regiones del país triplica el promedio mundial. Mientras el planeta se calienta a un ritmo de 2°C por siglo, México lo hace a 3.2°C por siglo, y en zonas del norte, la tasa alcanza los 6°C por siglo.
“Tenemos un riesgo mayor y ya estamos viendo un impacto significativo. En eventos extremos, como huracanes o lluvias intensas, la probabilidad de ocurrencia se ha multiplicado por tres y cinco veces, respectivamente”, alertó Estrada.
El experto explicó que el calentamiento global está directamente relacionado con fenómenos como la intensificación rápida de huracanes, como ocurrió con Otis en 2023, que pasó de tormenta tropical a huracán categoría 5 en apenas 12 horas, arrasando la costa de Guerrero.
Este patrón se está volviendo más común debido al calentamiento de los océanos, alimentado por el cambio climático antropogénico. Además del impacto humano y económico, estos eventos representan un reto creciente para las capacidades de respuesta y prevención en el país.
La vida cotidiana también se transforma
El calor extremo no es solo una estadística. Se nota en la vida diaria. Estrada compartió un ejemplo personal: “Antes no necesitaba aire acondicionado en el coche, ahora es indispensable”. Este tipo de cambios también modifica la demanda energética y tiene implicaciones en la salud, la productividad y el bienestar.
En las ciudades, el problema se agrava por el fenómeno conocido como isla de calor urbana, en donde el reemplazo de áreas verdes por concreto y asfalto eleva aún más las temperaturas locales. En la Ciudad de México, por ejemplo, la temperatura puede ser hasta 3°C más alta por este efecto.
Agricultura y seguridad alimentaria bajo amenaza
El calentamiento global también está comenzando a dejar huella en la agricultura mexicana. Cerca de 27 millones de personas dependen del cultivo de maíz, un pilar cultural y económico que ya presenta pérdidas de rendimiento del 5 al 20% en varias entidades. De no cambiar el rumbo, las proyecciones para fin de siglo son alarmantes: hasta 80% de pérdida de productividad en algunas zonas.
“El cambio climático va a reducir la capacidad de producir alimentos en México y, si no nos preparamos, las consecuencias pueden ser graves: inflación, inseguridad alimentaria, inestabilidad social y migración forzada”, advirtió Estrada.
La ventana para actuar se cierra
Las declaraciones del investigador coinciden con un estudio reciente publicado en Earth System Science Data, que advierte que el calentamiento causado por la actividad humana está aumentando a un ritmo sin precedentes, poniendo en riesgo el cumplimiento del Acuerdo de París, que busca mantener el aumento de temperatura por debajo de 1.5°C.
En el caso de México, los datos dejan claro que la adaptación y la mitigación no pueden seguir esperando. “Estamos viviendo las consecuencias ahora”, concluye Estrada, “y cada año que pasa sin acción concreta, se vuelve más difícil proteger a las futuras generaciones”.
Dato clave:
🔺 Casi el 30% del aumento de temperatura en México desde 1977 ha ocurrido desde 2017.
Impactos visibles:
- Olas de calor más frecuentes
- Huracanes más intensos
- Reducción de cultivos como el maíz
- Mayor consumo energético
- Riesgos para la salud y la seguridad alimentaria
El mensaje es claro: México se calienta, y rápido. La acción climática ya no es una opción, es una necesidad urgente.
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