La creciente importación de carne y ganado desde Nicaragua hacia México encierra un doble riesgo: ambiental y sanitario. La investigación de la campaña Patrullaje, apoyada por Re:wild, documenta cómo animales provenientes de fincas ilegales en áreas protegidas y territorios indígenas ingresan a las cadenas formales de suministro mediante fallas de trazabilidad, alcanzando mataderos exportadores y finalmente los mercados mexicanos. Este flujo pone en peligro la salud animal, la biodiversidad regional y la producción ganadera nacional.
Desde 2018, las exportaciones de carne de Nicaragua a México se han duplicado, y el comercio de ganado en pie sigue en aumento. En julio de 2025, embarques de cerca de 4,700 novillos, operados por SuKarne, llegaron a puertos mexicanos, generando críticas de ganaderos del norte por el riesgo zoosanitario. Las vulnerabilidades del sistema nicaragüense permiten que ganado de zonas deforestadas ilegalmente se etiquete como legal, ocultando la destrucción ambiental detrás de cadenas de suministro aparentemente formales.
Impactos ambientales y zoosanitarios para la región
La deforestación para ganadería ilegal amenaza ecosistemas vitales en Nicaragua. Territorios como Mayangna Sauni Bas, dentro de la Reserva de Biosfera Bosawás, y Rama y Kriol, en la Reserva Biológica Indio Maíz, han perdido entre 3.5 % y 16 % de su cobertura forestal en los últimos años. Esta pérdida compromete hábitats de especies críticas, como jaguares, tapirs y guacamayas verdes, y altera la función de estos bosques en la regulación climática y la preservación de la biodiversidad regional.
Al mismo tiempo, el riesgo sanitario se intensifica por la propagación del gusano barrenador, parásito que consume tejido vivo. Brotes recientes en México han afectado estados como Nuevo León, poniendo en alerta la frontera con Estados Unidos. La falta de trazabilidad y control permite que animales contaminados ingresen a mercados internacionales, provocando pérdidas económicas estimadas en 1.3 mil millones de dólares por restricciones de importación estadounidense al ganado mexicano.
Cadenas de suministro y responsabilidad corporativa
El informe de Patrullaje documenta cómo acopiadores de ganado ilegal integran animales de territorios prohibidos en la cadena formal, llegando a mataderos como el de Ganadería Integral de Nicaragua (GINSA), operado por SuKarne. Este centro procesa hasta 180,000 reses al año y fue financiado por inversionistas internacionales. Las prácticas actuales muestran vacíos regulatorios que permiten el lavado de ganado y la inserción de “carne en conflicto” en mercados legales sin etiquetado que indique su origen real.
SuKarne, al ser consultada, negó adquirir ganado de áreas protegidas o territorios indígenas. Aseguró que sus procesos verifican la legalidad del origen del ganado mediante auditorías certificadas, y que no existe necesidad de adquirir animales de zonas prohibidas. Sin embargo, expertos y defensores ambientales advierten que la supervisión gubernamental y las auditorías externas deben reforzarse para garantizar la trazabilidad completa de la carne que llega a México.
Amenazas a comunidades indígenas y ecosistemas
El impacto de la ganadería ilegal no se limita a la pérdida de bosques. Comunidades Rama y Kriol dependen de los ecosistemas para su sustento y cultura. “Si perdemos el bosque, perdemos nuestra libertad”, afirma Mcrea, guardabosques local. La expansión de pastizales ilegales vulnera sus derechos y erosiona sus medios de vida tradicionales, generando un conflicto social paralelo al ambiental. La deforestación también altera servicios ecosistémicos que afectan agricultura y regulación hídrica, trasladando impactos negativos a toda Centroamérica y México.
Los hallazgos muestran que la ganadería en áreas prohibidas genera un ciclo de riesgo: degradación ambiental, pérdida cultural y exposición a plagas. Las autoridades mexicanas podrían enfrentar consecuencias si el ganado contaminado provoca brotes sanitarios, mientras empresas receptoras mantienen el flujo de carne sin mecanismos sólidos de verificación independiente.
Recomendaciones y acciones urgentes para México
El informe recomienda al Gobierno de México decretar una moratoria inmediata sobre la importación de carne y ganado en pie desde Centroamérica sin trazabilidad completa y auditoría independiente. Solo proveedores certificados, en una “lista blanca”, deberían reanudar envíos, cumpliendo con controles sanitarios reforzados por SENASICA y certificaciones ambientales y sociales.
Además, se insta a empresas mexicanas como SuKarne a auditar sus cadenas de suministro de manera transparente, suspender la compra de ganado vinculado a deforestación ilegal y publicar reportes periódicos sobre medidas de mitigación. La acción corporativa es clave para romper la cadena de “carne en conflicto” y proteger ecosistemas, derechos indígenas y la salud de la población.
Entre la salud, la biodiversidad y la responsabilidad global
“Deforestar selvas para criar ganado que luego se exporta a México es imprudente y devastador”, advierte Chris Jordan, director para América Latina de Re:wild. La investigación evidencia cómo decisiones de producción ganadera en un país pueden tener repercusiones ambientales, sanitarias y sociales transfronterizas. La protección de los bosques, el control de plagas y la trazabilidad de la carne son imperativos para garantizar un comercio sostenible y seguro.
El caso nicaragüense demuestra que la conservación y la seguridad alimentaria están interconectadas. La implementación de políticas, auditorías independientes y responsabilidad empresarial son urgentes para detener la pérdida de bosques y proteger la salud pública, convirtiendo la transparencia en la cadena de suministro en un pilar de sostenibilidad regional.
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