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    La ciencia espacial impulsa nuevas soluciones para la agricultura terrestre

    Investigadores de la Universidad de Florida (UF) lanzarán este jueves una nueva misión con destino a la Estación Espacial Internacional (EEI) que podría redefinir la forma en que cultivamos alimentos en la Tierra. Cuatro variedades de semillas —incluidas fresas de la Bahía de Tampa, orquídeas nativas y césped tipo bahía— serán enviadas al espacio para estudiar su comportamiento genético bajo condiciones extremas, con el objetivo de desarrollar cultivos más resistentes al cambio climático.

    El lanzamiento se realizará desde el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX. Las semillas viajarán en una cápsula Dragon, diseñada para transportar carga y tripulación a la EEI. Durante una semana, las muestras estarán expuestas al entorno espacial sin intervención humana, en una de las pruebas más exigentes posibles para cualquier organismo vegetal.

    “El espacio es el entorno de mayor estrés para las plantas”, explicó Wagner Vendrame, profesor del Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la UF y miembro del Instituto Espacial Astraeus. Según el experto, el experimento podría acelerar el desarrollo de cultivos con mayor tolerancia a factores como la radiación, la microgravedad y los cambios extremos de temperatura.

    Se analizarán las mutaciones genéticas al regreso

    Una vez de regreso en la Tierra, los científicos analizarán las mutaciones genéticas provocadas por la microgravedad y por las severas condiciones del reingreso. Las muestras serán comparadas con otras cultivadas simultáneamente en condiciones terrestres, lo que permitirá determinar qué adaptaciones pueden ser aprovechadas para fortalecer la agricultura frente a los desafíos del cambio climático.

    Este tipo de investigaciones no solo persiguen mejoras en la producción agrícola tradicional. También están orientadas a garantizar el abastecimiento de alimentos y la purificación del aire en futuras misiones espaciales de larga duración, donde cultivar plantas a bordo será una necesidad vital. Sin embargo, sus aplicaciones en el planeta son las que más expectativa generan en la comunidad científica internacional.

    La colaboración internacional detrás del experimento genético en el espacio

    La misión forma parte de una alianza global impulsada por Jaguar Space, empresa especializada en estrategias aeroespaciales. Cuenta con el respaldo de Embrapa, el mayor organismo de investigación agrícola de Brasil, y con la participación de científicos de países como Nigeria, Pakistán y Argentina. Este enfoque colaborativo refuerza la idea de que la adaptación de los cultivos al clima extremo es un desafío global.

    No es la primera vez que la UF participa en este tipo de experimentos. En 2023, la universidad envió semillas de Arabidopsis thaliana —una planta ampliamente usada en estudios genéticos— y detectó mutaciones inducidas por el entorno espacial. Aquella misión sirvió de base para el nuevo estudio, más ambicioso en alcance y objetivos.

    Wagner Vendrame estará nuevamente a cargo del análisis post-vuelo. Su equipo buscará identificar rasgos genéticos útiles para mejorar la resiliencia de los cultivos ante sequías prolongadas, suelos degradados y temperaturas extremas, fenómenos cada vez más frecuentes en regiones agrícolas de todo el mundo. La investigación también podría facilitar el desarrollo de técnicas de edición genética más precisas y con fines exclusivamente agrícolas.

    El uso del espacio como laboratorio de estrés extremo ofrece ventajas únicas: acelera procesos evolutivos que, en la Tierra, tomarían décadas en desarrollarse de forma natural. Esto convierte a las misiones espaciales no tripuladas en herramientas clave para anticiparse a las consecuencias de la crisis climática y avanzar hacia una agricultura sostenible, resiliente y global.

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