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    La élite de América Latina y el Caribe contamina 250 veces más que la mitad más pobre

    En América Latina y el Caribe, la brecha de emisiones de carbono entre ricos y pobres alcanza niveles extremos: el 0.1% más rico de la población contamina 252 veces más que el 50% más pobre, según el informe “El saqueo climático: cómo una poderosa minoría está llevando al mundo al desastre”, elaborado por Oxfam. El estudio revela que desde 1990, una sola persona de este grupo emite en un año un promedio de 151 toneladas de CO₂, mientras que alguien del segmento más vulnerable apenas genera 0.6 toneladas, lo que evidencia un patrón persistente de desigualdad climática y ambiental.

    Una minoría que consume y se beneficia del daño ambiental

    El documento no solo señala el consumo desproporcionado de carbono de los súper ricos, sino también su inversión activa en sectores de alto impacto climático. Alrededor del 60% de las inversiones de los multimillonarios latinoamericanos se concentran en industrias como el petróleo o la minería, que generan enormes emisiones. Esto implica que los más privilegiados no solo contribuyen directamente a la contaminación, sino que también financian y obtienen ganancias de la degradación ambiental que afectará principalmente a los más pobres.

    Gloria García-Parra, directora regional de Oxfam, afirmó que “las emisiones totales del 0.1% más rico han aumentado un 160% desde 1990, concentrando cada vez más la responsabilidad de la crisis climática en sectores que no sufrirán sus consecuencias de manera directa”. El informe advierte que estas emisiones proyectadas podrían provocar hasta 1.3 millones de muertes por calor extremo a finales de siglo y generar 44 billones de dólares en daños económicos a los países de ingresos bajos y medios-bajos para 2050.

    Una crisis climática que es también una crisis de desigualdad

    El estudio resalta la conexión directa entre desigualdad y cambio climático: mientras las comunidades más vulnerables enfrentan sequías, olas de calor, inundaciones y pérdida de medios de subsistencia, los más ricos mantienen su influencia económica y política, perpetuando un ciclo de destrucción ambiental y social. Esta dinámica, según Oxfam, no solo es inmoral, sino que amenaza la estabilidad regional y el futuro de generaciones enteras.

    Para revertir esta tendencia, la organización recomienda medidas concretas: reducir drásticamente las emisiones de los súper ricos, limitar su influencia política y económica, reforzar la participación de la sociedad civil y de los pueblos indígenas, y garantizar un reparto equitativo del presupuesto climático restante. Oxfam subraya que construir un sistema económico más justo, que coloque a las personas y al planeta por encima del lucro de una minoría, es indispensable para enfrentar la crisis climática de manera efectiva.

    El mensaje de Oxfam es claro: la emergencia climática no puede resolverse sin abordar la concentración de riqueza y poder que la alimenta. Las políticas públicas deben reconocer que la desigualdad y el cambio climático son problemas interdependientes y que las soluciones requieren responsabilidad proporcional y justicia ambiental.

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