El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, lanzó un llamado contundente para acelerar la transición hacia energías limpias y justas a nivel global. Durante un discurso clave en la sede de la ONU en Nueva York, Guterres advirtió que la era de los combustibles fósiles está llegando a su fin y destacó que este momento representa una oportunidad histórica para el cambio energético.
“La era de los combustibles fósiles está fracasando. Estamos presenciando el principio de su fin”, afirmó. Según el titular de la ONU, el mundo ha superado el punto de no retorno hacia las energías renovables, que han dejado de ser una aspiración para convertirse en un hecho económico y político.
En 2023, la inversión global en energías renovables alcanzó la cifra histórica de 2 billones de dólares, superando en 800 mil millones la inversión en combustibles fósiles. Este cambio marca una transformación estructural en los flujos financieros internacionales, que ya impacta en la economía y el empleo a nivel mundial.
Energías renovables: clave para un futuro más limpio, accesible y seguro
Datos recientes de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) confirman que la energía solar es hoy 41% más barata que la energía fósil, y la eólica marina, 53% más económica. Más del 90% de las nuevas instalaciones renovables generan electricidad a un costo inferior al de la alternativa fósil más barata.
El impacto económico de esta transición es significativo. En 2023, los sectores vinculados a energías limpias aportaron el 10% del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Países como China, India, Estados Unidos y la Unión Europea lideran esta transformación y actualmente las energías renovables emplean a 35 millones de personas, superando la fuerza laboral del sector fósil.
Guterres advirtió que los combustibles fósiles representan el mayor riesgo para la seguridad energética mundial. “Dejan a países y personas a merced de los precios, las interrupciones de suministro y la inestabilidad geopolítica”, señaló. La guerra de Rusia contra Ucrania ejemplifica cómo un conflicto puede desencadenar una crisis energética global.
Además, el secretario general subrayó que los combustibles fósiles son el principal obstáculo para alcanzar un futuro energético seguro, limpio, saludable y pacífico.
Equidad y soberanía energética
El uso de energías renovables también implica una mayor equidad y soberanía energética. Estas fuentes pueden llegar a zonas rurales, ser gestionadas a pequeña escala y reducir la dependencia de recursos externos. “No hay picos de precio para la luz solar, ni embargos para el viento”, comentó.
Sin embargo, a pesar del avance global, persisten brechas importantes. África, que posee el 60% del mejor potencial solar a nivel mundial, solo recibió el 2% de la inversión en energía limpia en 2023. Guterres enfatizó la urgencia de una transición energética justa, que no deje atrás a trabajadores fósiles, comunidades vulnerables ni países en desarrollo.
Para acelerar esta transformación, Guterres presentó un plan con seis áreas clave: impulsar planes climáticos nacionales ambiciosos (especialmente en el G20), invertir en infraestructura moderna como redes inteligentes y almacenamiento energético, atender la creciente demanda eléctrica derivada de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial.
Garantizar una transición justa con capacitación y protección social, utilizar el comercio y la inversión como herramientas climáticas mediante tratados y cadenas resilientes, y reformar el sistema financiero global para liberar capital hacia países en desarrollo.
En suma, Guterres concluyó que el mundo tiene las herramientas para alimentar el futuro y que la decisión es clara: energía limpia o colapso climático. “Este es nuestro momento”, cerró su discurso con un llamado a la acción urgente.
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