La totoaba, el pez más grande y emblemático del Alto Golfo de California, continúa enfrentando una alarmante amenaza que lo acerca peligrosamente a la extinción: la pesca ilegal, impulsada principalmente por el tráfico internacional de su vejiga natatoria o buche, altamente valorado en mercados asiáticos.
A pesar de que su captura está prohibida desde 1975 y su comercio internacional fue vetado al incluirla en el Apéndice I de la Convención CITES en 1976, la demanda del buche de totoaba, considerado un artículo de lujo y medicina tradicional en China, ha mantenido viva una red clandestina de pesca y tráfico que atenta contra la biodiversidad marina del país.
La totoaba macdonaldi puede alcanzar los 2 metros de longitud y más de 100 kilogramos de peso, lo que la convierte en una especie de gran valor ecológico y biológico. Tiene un cuerpo alargado, mandíbula prominente y una aleta caudal con forma de punta central. Su morfología distintiva y su endemismo en el Alto Golfo de California la hacen única en el mundo.
Operativo reciente: cinco detenidos y buche asegurado
El pasado 10 de abril, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) informó sobre un importante operativo realizado en coordinación con la Secretaría de Marina (Semar) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, en la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado.
Durante el despliegue de seguridad, se detuvo a cinco personas presuntamente involucradas en la pesca ilegal de totoaba. También se aseguró una embarcación de 26 pies, una red de 800 metros, dos ejemplares de totoaba, cuatro vejigas natatorias y seis partes más de la especie.
Los detenidos y los materiales decomisados fueron puestos a disposición de la Fiscalía General de la República (FGR), que integrará las carpetas de investigación correspondientes por delitos contra la biodiversidad y comercio ilegal de especies en peligro de extinción.
Protección conjunta para la totoaba y la vaquita marina
La Profepa reiteró que junto con la Conapesca y la Semar, mantendrán patrullajes marítimos y terrestres en la región para proteger no solo a la totoaba, sino también a la vaquita marina, el mamífero marino más amenazado del planeta, cuya existencia está estrechamente ligada al mismo ecosistema y a las redes ilegales utilizadas para atrapar totoabas.
“Se continuará trabajando para garantizar el Estado de derecho en beneficio de las comunidades locales y del medio ambiente”, subraya el comunicado oficial.
La persistencia de la pesca ilegal de totoaba pone en riesgo no solo a esta especie, sino al equilibrio completo del ecosistema marino en el Alto Golfo, así como a las comunidades que dependen legalmente de los recursos del mar. La urgencia por reforzar la vigilancia y fortalecer la cooperación internacional es ahora más apremiante que nunca, en un contexto donde el crimen ambiental transnacional sigue lucrando con especies en peligro crítico.
La lucha por salvar a la totoaba continúa. Y en ella, el compromiso institucional, la educación ambiental y la cooperación global serán claves para evitar que este gigante del Golfo desaparezca para siempre.
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