La crisis climática está golpeando con mayor fuerza a millones de menores en América Latina y el Caribe, y las niñas cargan con los efectos más severos: desnutrición, enfermedades, interrupciones educativas y un aumento de la violencia, según un nuevo informe de Plan International. El documento, basado en entrevistas y grupos focales en 10 países de la región, expone cómo el calentamiento global profundiza desigualdades históricas en comunidades rurales, indígenas y afrodescendientes, donde el acceso a servicios básicos es limitado y la vulnerabilidad es la norma. Además, la destrucción reciente causada por el huracán Melissa en el Caribe evidencia la velocidad con la que la crisis climática está acelerando sus daños humanos.
Impactos crecientes en salud, educación y seguridad
El estudio, titulado «Infancias bajo la crisis climática en América Latina y el Caribe», detalla que el incremento de fenómenos extremos está agravando la desnutrición infantil y la exposición a enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera. Las niñas, particularmente en zonas marginadas, sufren las consecuencias más críticas.
En Perú, una menor explicó: «Cuando llueve y no hay agua limpia, nos afecta (…) podemos contagiarnos si no podemos lavarnos», una frase que resume cómo la falta de acceso a agua segura golpea directamente su salud menstrual y dignidad. En Colombia, una joven de 16 años relató que las lluvias intensas inundan las escuelas y dejan peces muertos en los pasillos, mientras las sequías destruyen cultivos esenciales para la subsistencia de sus familias.
El reporte subraya que la crisis climática también está provocando interrupciones prolongadas en la educación. En muchas comunidades, las niñas son las primeras en abandonar la escuela para asumir tareas domésticas, lo que refuerza roles de género tradicionales y limita su futuro. «Los padres suelen sacar primero a las niñas de la escuela para que ayuden en la casa», contó una adolescente de Ecuador.
Además, el incremento de fenómenos extremos está generando un aumento de la violencia, incluida la violencia de género. Las emergencias climáticas suelen crear escenarios de mayor inseguridad, desplazamientos forzados y rupturas familiares, condiciones que incrementan el riesgo de matrimonios infantiles en regiones vulnerables.
Desigualdades estructurales y urgencia de acción regional
En comunidades rurales, indígenas y afrodescendientes, las desigualdades históricas amplifican aún más los efectos del cambio climático. La falta de escuelas estables, hospitales y estaciones de policía limita la capacidad de respuesta ante desastres. Plan International advierte que estas brechas representan un obstáculo serio para la protección de los derechos de las niñas.
La devastación causada por el huracán Melissa, fenómeno vinculado por científicos al calentamiento de los océanos, refuerza la urgencia de atender los impactos humanos de la crisis climática. En Jamaica, menores como Andrieneke Hyman, de 13 años, observan sus cuadernos destruidos dentro de viviendas dañadas, evidencia clara de cómo los desastres naturales interrumpen la vida cotidiana y rompen procesos educativos esenciales.
Carmen Elena Alemán, directora regional de Plan International para América Latina y el Caribe, afirmó que «la crisis climática no es un problema distante, está ocurriendo ahora mismo y las niñas son las más afectadas. Siguen siendo las menos escuchadas y las menos financiadas, mientras su educación y salud se deterioran».
La ONG propone que los gobiernos inviertan en educación climática, salud y protección infantil para crear resiliencia a largo plazo. También insiste en que las niñas deben colocarse en el centro de las políticas ambientales y de adaptación climática, ya que son quienes enfrentan los riesgos más altos y reciben el menor apoyo.
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