México ha dado un paso decisivo hacia el cierre definitivo de los delfinarios, tras la aprobación de la reforma al artículo 60 Bis de la Ley General de Vida Silvestre, que prohíbe la reproducción en cautiverio de mamíferos marinos, marcando el inicio del fin para esta industria en el país.
Aunque los cierres no serán inmediatos, la reforma establece que los delfinarios solo podrán operar hasta que mueran los ejemplares que ya poseen, sin posibilidad de capturar nuevos animales ni reproducir los existentes, lo que convierte a la actual generación en la última en ser mantenida en estas condiciones.
México se suma a la protección internacional de los delfines
Esta decisión legislativa responde al respaldo del Gobierno mexicano a las iniciativas promovidas por Costa Rica y Chile, enfocadas en eliminar gradualmente la industria de delfinarios, denunciada por mantener a los delfines en cautiverio de por vida y someterlos a reproducción forzada.
La gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, confirmó la medida:
“México se sumó a esta iniciativa (…) y será la última generación”.
El impacto es particularmente significativo en Quintana Roo, entidad que concentra 17 de los 34 delfinarios del país, muchos de ellos ubicados en destinos turísticos como Cancún y la Riviera Maya.
En reacción, la Asociación Mexicana de Hábitats para la Interacción y Protección de Mamíferos Marinos, que agrupa a los principales delfinarios del país, advirtió que la reforma no prohíbe su operación, siempre que los animales estén debidamente registrados. No obstante, reconocen que la imposibilidad de reproducirlos o reemplazarlos acorta inevitablemente el ciclo de vida de estas instalaciones.
La asociación sostiene que prohibir la reproducción sin fines de conservación es contraproducente, pues afecta el bienestar de los animales y contradice principios internacionales de manejo ético y científico.
Profepa, Mincho y la presión social
La presión social también ha jugado un papel clave. En marzo pasado, un video viralizado en redes mostró a un delfín llamado Mincho saltando fuera de su estanque durante un espectáculo en un hotel de la Riviera Maya, impactando violentamente contra el pavimento. El hecho causó indignación y reavivó la exigencia de organizaciones ambientalistas para prohibir la industria.
Tras el incidente, la Profepa clausuró el delfinario implicado, y el debate sobre la reforma —congelada en el Senado desde 2022— tomó nuevo impulso hasta su aprobación definitiva.
El secretario de Ecología de Quintana Roo, Óscar Rébora Aguilera, reveló que desde inicios de 2024 ya se trabajaba en una ruta técnica y jurídica para adecuar al estado ante lo que se perfilaba como una prohibición inevitable.
“No inmediatamente, pero sí vamos focalizando el punto hacia allá. Es un tema cada vez más resonante: los mamíferos no deben vivir en cautiverio”, afirmó.
Con esta reforma, los espectáculos con fines de lucro y el uso de ejemplares silvestres en espectáculos quedan prohibidos por mandato constitucional, en línea con la reforma al artículo cuarto constitucional.
Una nueva era para el turismo y la conservación
La reforma obliga a repensar el modelo turístico en destinos como Cancún y la Riviera Maya, donde los delfinarios eran parte habitual de la oferta. Al mismo tiempo, abre la puerta a iniciativas de conservación auténtica, basadas en la observación responsable y el respeto al entorno marino.
Mientras la ley entra en vigor, se avecina un proceso paulatino pero irreversible: los delfinarios en México han comenzado su cuenta regresiva.
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