Playa del Carmen no solo es un destino turístico de clase mundial, también es hogar de cuatro áreas naturales protegidas (ANP) que representan un verdadero tesoro ecológico para Quintana Roo. Autoridades ambientales y comunidades locales trabajan de forma coordinada para que el crecimiento urbano se alinee con la conservación y permita un desarrollo sustentable que asegure el futuro de la región.
Un patrimonio natural que impulsa el desarrollo sustentable
Fernando Orozco, director de las áreas de Protección de Flora y Fauna Felipe Carrillo Puerto y Otoch Ma’ax Yetel Kooh, recordó que la ciudad cuenta con cuatro ANP de carácter federal. Tres fueron decretadas por la presidencia de la República y una más pertenece a un esquema de conservación voluntaria comunitaria.
Entre ellas se encuentran la Otoch Ma’ax Yetel Kooh, con 5 mil 300 hectáreas de selvas y humedales; la Reserva de la Biósfera Caribe Mexicano, una de las más extensas del país con más de 5 millones de hectáreas; la Comunidad Indígena Tzukan Uxuxubi, que protege de manera autónoma 2 hectáreas mediante un modelo cooperativo; y el Área de Protección de Flora y Fauna Felipe Carrillo Puerto, con más de 53 mil hectáreas de ecosistemas selváticos, ríos subterráneos y cenotes.
En total, más de 58 mil hectáreas se encuentran bajo protección en Playa del Carmen, lo que convierte a este municipio en un pilar del patrimonio ambiental de México.
Biodiversidad: el principal activo de Quintana Roo
Orozco destacó que la biodiversidad es la base del desarrollo económico estatal: “De ella se sostienen el turismo y las pesquerías, que son las dos principales fuentes de ingresos en Quintana Roo”.
El caso de Uxuxubi muestra cómo la organización comunitaria puede generar beneficios económicos y ambientales. Allí, los habitantes trabajan como cooperativa en turismo de naturaleza y producción de miel de forma sustentable, con el acompañamiento de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
Por su parte, el Área de Protección de Flora y Fauna Felipe Carrillo Puerto cuenta con presupuesto federal para fortalecer actividades productivas sustentables. Actualmente se desarrollan rutas ecológicas y guías ambientales comunitarias que buscan diversificar el aprovechamiento responsable del territorio.
Participación ciudadana y visión a futuro
El trabajo conjunto entre autoridades, comunidades y organizaciones ambientalistas es clave para mantener el equilibrio entre desarrollo urbano y protección ambiental. Orozco resaltó que la participación social es fundamental para consolidar un modelo de ciudad responsable: “Todos caben, todos son escuchados. Es vital que la sociedad participe para asegurar un crecimiento ordenado y sustentable”.
La apuesta de Playa del Carmen no se limita a frenar impactos, sino a transformar la conservación en motor de desarrollo. La integración de comunidades, cooperativas y programas federales está creando un modelo donde el crecimiento urbano puede convivir con la protección de los ecosistemas.
El reto, señalan especialistas, es mantener esta visión en los planes de ordenamiento ecológico y desarrollo urbano, garantizando que las decisiones políticas estén alineadas con la conservación del entorno.
Playa del Carmen, con su riqueza natural y la fuerza de sus comunidades, tiene la oportunidad de convertirse en un ejemplo nacional de cómo la biodiversidad puede ser la base de un futuro próspero y sustentable.
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