Acapulco enfrenta una emergencia ambiental sin precedentes tras el paso del huracán Otis, que golpeó la costa el 24 de octubre de 2023 como categoría 5, dejando a su paso 835 embarcaciones hundidas o desaparecidas, según datos de la Secretaría de Marina. La mayoría carecía de seguro, y sus restos fueron arrastrados al mar junto con fragmentos de construcciones y mobiliario urbano, generando un grave riesgo para la biodiversidad y la economía turística de la bahía. Ante este panorama, el proyecto SeaFinder ha iniciado acciones para retirar los escombros submarinos, restaurar ecosistemas dañados y proteger la fauna marina.
Ecosistemas en riesgo y contaminación persistente
Los residuos depositados en el fondo marino incluyen fibra de vidrio y materiales no biodegradables, que contaminan el agua y afectan la vida marina. Al fragmentarse, estos desechos se convierten en partículas similares a microplásticos que pueden ser ingeridas por peces y otras especies, afectando toda la cadena alimentaria. Además, arrecifes y praderas marinas han sufrido daños mecánicos, comprometiendo su capacidad para sostener la biodiversidad y reducir la erosión costera. La presencia de escombros no solo amenaza el equilibrio ecológico, sino que también deteriora la experiencia turística, uno de los pilares económicos de Acapulco.
Objetivos y alcance del proyecto SeaFinder
La iniciativa SeaFinder es impulsada por las organizaciones Habla bien de Aca A.C. y Mar de Fondo, con un enfoque integral: recuperar residuos sólidos, restaurar ecosistemas marinos y prevenir daños futuros. El plan contempla la construcción de una plataforma de rescate ligero con capacidad para mover hasta 1.5 toneladas de escombros, el despliegue de brigadas de buzos especializados y la coordinación con autoridades locales para garantizar la disposición segura de los materiales recuperados.
Además, el proyecto busca alinearse con compromisos internacionales como la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) y proteger actividades económicas clave como el turismo y la pesca, que dependen directamente de la salud de la bahía.
Participación multisectorial y apoyo empresarial
SeaFinder ha logrado reunir a actores del sector privado, público y sociedad civil. Las empresas pueden involucrarse mediante inversión directa, programas de responsabilidad social empresarial o patrocinios, mientras que voluntarios y campañas de concientización fortalecen la gobernanza ambiental. Este modelo colaborativo no solo favorece la recuperación ecológica, sino que también mejora la reputación corporativa de las compañías participantes.
En palabras de uno de los coordinadores del proyecto: “La bahía es el corazón de Acapulco; si la cuidamos, protegemos la vida, el turismo y el futuro de la ciudad”.
Primeros avances y próximos pasos
Gracias al apoyo de aliados como el Centro de Biodiversidad Marina y Conservación, Cemefi, Cenaced, así como empresas como Natura y Fundación Audi, el proyecto ya inició el monitoreo del área afectada y la construcción de la plataforma de buceo. Estos avances permitirán que las operaciones de limpieza comiencen de manera sistemática, priorizando las zonas más críticas para la biodiversidad.
La expectativa es que, una vez retirados los escombros más peligrosos, se implementen programas de restauración de arrecifes y praderas marinas, acompañados de campañas educativas para la comunidad. El reto es monumental, pero el compromiso de los actores involucrados apunta a un cambio real y duradero en la protección del ecosistema marino de Acapulco.
SeaFinder se ha posicionado como un ejemplo de acción ambiental post-desastre, demostrando que la colaboración y la voluntad de distintos sectores pueden transformar un escenario de devastación en una oportunidad para la recuperación y la resiliencia.
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