El Domingo de Pascua, también conocido como Domingo de Resurrección, Domingo de Gloria o Domingo Santo, se erige como una de las festividades más significativas del calendario litúrgico cristiano, especialmente para la Iglesia católica. Esta jornada marca el culmen de la Semana Santa y celebra el acontecimiento central de la fe cristiana: la resurrección de Jesucristo al tercer día de su crucifixión, como relatan los textos del Nuevo Testamento.
Para millones de fieles en México y en todo el mundo, este día representa la victoria de Cristo sobre la muerte, el triunfo de la luz sobre las tinieblas y la promesa de vida eterna. Con su resurrección, Jesús no solo abre el camino de la salvación, sino que renueva la esperanza y la fe de los creyentes.
¿Qué se conmemora el Domingo de Pascua?
Más allá del hecho histórico-religioso, la Pascua tiene una dimensión espiritual profunda: simboliza la liberación del pecado y el renacimiento interior de cada creyente. Es un llamado a renovar la fe y a abrazar la vida con un sentido de redención y esperanza.
Con el Domingo de Pascua inicia también el Tiempo Pascual, un período de 50 días que se extiende hasta la festividad de Pentecostés, y que está destinado a profundizar en el gozo de la resurrección.
¿Cómo se celebra en México?
Las formas de celebración del Domingo de Gloria varían según la región, pero en todo el país se comparten manifestaciones de fe y alegría. Entre las más comunes destacan:
- Misas solemnes en templos y parroquias, donde se enciende el Cirio Pascual, una vela grande que representa a Cristo resucitado y su luz en medio del mundo.
- Procesiones religiosas, que recorren calles con cánticos, imágenes y símbolos de resurrección, reflejando el júbilo de este día santo.
- Reuniones familiares, comidas especiales y actividades comunitarias que marcan el cierre de la Semana Santa y refuerzan los lazos entre seres queridos.
- En algunas regiones, se regalan o esconden huevos de colores, tradición que ha sido adoptada también en países latinoamericanos como símbolo de vida nueva y fertilidad, conectando con el sentido espiritual de la resurrección.
Una celebración que trasciende
El Domingo de Pascua no solo es una festividad religiosa, sino también un momento que invita a reflexionar sobre la renovación interior, la reconciliación, la esperanza y el amor. En un mundo marcado por desafíos sociales, conflictos y desigualdad, la Pascua se mantiene como un símbolo de que la vida puede renacer incluso en medio del dolor y la adversidad.
Para los creyentes, el mensaje es claro: Cristo ha resucitado, y con él, la posibilidad de una nueva vida.
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