La Navidad es una época en la que los aromas despiertan recuerdos y emociones, y en México, el dulzor fresco de la ensalada de manzana ocupa un lugar privilegiado en las mesas. Este platillo, que fusiona tradiciones europeas y sabores locales, se ha convertido en un verdadero símbolo navideño. Pero, ¿cómo llegó a ser tan representativo? Aquí te contamos su historia.
Orígenes europeos y transformación en México
La ensalada de manzana tiene sus raíces en las costumbres culinarias de la Europa del siglo XIX. Durante las festividades invernales, era común combinar frutas frescas con cremas o yogures, creando preparaciones dulces y ligeras.
Cuando esta tradición llegó a México, sufrió una transformación para adaptarse a los sabores y costumbres locales. Ingredientes como piña, pasas y nueces se incorporaron, añadiendo un toque tropical y texturas que la enriquecieron. La crema, por su parte, se convirtió en el elemento clave que unifica los sabores, creando la versión que conocemos y disfrutamos hoy.

Un símbolo de prosperidad y tradición
En el México rural, la ensalada de manzana se consolidó como un símbolo de prosperidad y buena fortuna. Sus ingredientes eran relativamente accesibles, pero su mezcla resultaba sofisticada, lo que la hacía ideal para las celebraciones decembrinas.
Este platillo se sirve tanto como entrada como postre, y su preparación se convirtió en un ritual familiar. Las familias se reunían para cortarla, mezclarla y servirla, creando momentos de unión y reforzando los lazos familiares alrededor de la mesa navideña.
Más que un platillo, un legado
Hoy en día, la ensalada de manzana no solo es un ícono culinario de la Navidad en México, sino también un recordatorio de la riqueza cultural y la capacidad de las tradiciones para evolucionar. Cada cucharada es una celebración de historia, familia y sabor, convirtiéndola en un elemento esencial de las fiestas decembrinas mexicanas.
Ensalada de manzana con crema de licor de nuez
Ingredientes:
- 4 manzanas (Gala o Golden), en cubos medianos.
 - 1 taza de piña natural en cubos pequeños.
 - ½ taza de pasas hidratadas en licor de crema de nuez (puede ser rompope).
 - ½ taza de nuez tostada y picada.
 - 1 taza de crema batida. (opcional)
 - ½ taza de crema de licor de nuez (puede ser rompope).
 - 2 cucharadas de azúcar glas (opcional, según el dulzor de la crema).
 - ½ taza de cerezas frescas, deshuesadas y cortadas en mitades.
 
Procedimiento:
- Hidratar las pasas: En un recipiente pequeño, coloca las pasas y cúbrelas con la crema de licor de nuez. Déjalas reposar durante al menos 30 minutos para que absorban el sabor.
 - Prepara la mezcla de frutas: En un tazón grande, combina las manzanas, la piña y las nueces tostadas. Remueve con cuidado para no dañar las frutas.
 - Haz el aderezo: En otro recipiente, bate la crema hasta que alcance una consistencia firme. Agrega poco a poco la crema de licor de nuez y, si lo deseas, el azúcar glas. Mezcla hasta que todo esté bien integrado.
 - Integra los ingredientes: Añade las pasas hidratadas al tazón de frutas. Vierte el aderezo sobre la mezcla y remueve suavemente hasta que todas las frutas queden bien cubiertas.
 - Decora y sirve: Coloca la ensalada en un platón o bowl y decora con las mitades de cerezas frescas y algunas nueces enteras para un toque final.
 


                                    

