Visitar Cancún no solo significa perderse en el azul turquesa de sus playas, sino también descubrir joyas gastronómicas que capturan la esencia del Caribe mexicano. Uno de esos tesoros es La Habichuela, un restaurante ubicado en el corazón de la ciudad, donde la tradición culinaria se combina con un ambiente que invita a desconectarse y disfrutar.
Antes de llegar al restaurante, un paseo por la Avenida Nader permite observar la vida cotidiana de Cancún, lejos de la zona hotelera. El entorno relajado y las fachadas coloridas preparan el ánimo para lo que será una experiencia memorable. Al llegar a La Habichuela, el visitante es recibido por un jardín interior repleto de esculturas mayas y frondosa vegetación que crea una atmósfera de tranquilidad absoluta. De fondo, una tenue música caribeña y el aroma a mariscos frescos invitan a quedarse.
La carta de La Habichuela es una declaración de amor al mar. Dentro de su selecto menú, dos platos destacan por su sabor y presentación: el Fettuccini al Frutti di Mare y los Mixtos del Mar.
Sabor que enamora desde el primer aroma
El Fettuccini al Frutti di Mare es un plato que seduce desde que llega a la mesa. El perfume del ajo salteado en aceite de oliva, mezclado con el dulzor natural de los camarones y calamares frescos, llena el ambiente antes incluso de que se descubra el plato bajo la campana de plata. La pasta, perfectamente al dente, se entrelaza con una selección de mariscos cocinados a la perfección. Cada bocado ofrece una combinación de texturas suaves y sabores marinos que evocan la frescura de las costas quintanarroenses. La decoración simple con perejil fresco resalta la calidad de los ingredientes, sin artificios innecesarios.
Por su parte, los Mixtos del Mar son una verdadera celebración de la pesca local. Servidos en una cazuela de barro, los mariscos se presentan en una salsa ligera de tomate natural y vino blanco, impregnando el aire de un aroma especiado, profundo y cálido. El contraste entre el dulzor de los camarones, la suavidad de los calamares y el punto salino de los mejillones se siente en cada cucharada, haciendo que el paladar viaje por el Caribe mexicano en una experiencia que resulta casi sensorial.
Ambos platillos están acompañados de un pan artesanal ligeramente tostado, ideal para absorber hasta la última gota de las salsas. El servicio, discreto pero atento, refuerza la sensación de estar en un lugar donde cada detalle importa.
La vista dentro del restaurante es un espectáculo por sí mismo. Los vitrales de colores, las esculturas mayas, y la vegetación exuberante crean pequeños rincones privados donde cada mesa parece contar su propia historia. La iluminación tenue y los aromas de los ingredientes frescos que flotan en el aire hacen de La Habichuela un sitio perfecto para una velada íntima o una celebración especial.
Si buscas una experiencia gastronómica en Cancún que vaya más allá del típico restaurante de playa, La Habichuela es una elección insuperable. Un paseo que empieza con la belleza de las calles del centro y culmina con sabores del mar que se quedan en la memoria.
Sitio web: www.lahabichuela.com
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