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    Ruta Wixárika a Wirikuta: Primer Patrimonio Mundial «Vivo» reconocido por la UNESCO

    En un hito histórico para México y América Latina, la «Ruta Wixárika por los sitios sagrados a Wirikuta. Tatehuarí Huajuyé» (El camino del abuelo Fuego) fue inscrita el sábado 12 de julio de 2025 en la Lista de Patrimonio Mundial durante la 47ª sesión del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO, celebrada en París. Este reconocimiento marca la primera vez que una tradición cultural viva, vinculada a comunidades indígenas, recibe esta distinción en la región, consolidando la importancia de la cosmovisión y espiritualidad del pueblo wixárika (huichol).

    Un legado vivo de los wixaritari

    La ruta, declarada como «Bien en Serie» por la UNESCO, abarca 500 kilómetros desde el océano Pacífico hasta la Sierra Madre Occidental, atravesando 20 sitios sagrados en los estados de Nayarit, Jalisco, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí. Este itinerario biocultural-espiritual es un testimonio excepcional de las tradiciones del pueblo wixárika, quienes han mantenido viva su conexión con la naturaleza y sus deidades a través de peregrinaciones anuales guiadas por los mara’akate (chamanes).

    Durante tres meses, los ancianos transmiten conocimientos a las generaciones jóvenes mediante relatos, rituales, danzas y ceremonias que incluyen el consumo del hikuri (peyote), considerado un medio para comunicarse con los dioses y acceder al «don de ver».

    Francisco Vidargas Acosta, director de Patrimonio Mundial del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), destacó que esta declaratoria es un «logro histórico» para las comunidades wixaritari, quienes han luchado por décadas para proteger sus sitios sagrados frente a amenazas como la minería y el turismo descontrolado. «Es el primer sitio ‘vivo’ inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial y el único en México íntimamente ligado a comunidades originarias y a una tradición que aún está viva», afirmó Vidargas a El Economista.

    La cosmogonía wixárika y el camino del abuelo Fuego

    La ruta a Wirikuta, conocida como el «camino del abuelo Fuego», recrea el recorrido de las deidades ancestrales, como Tatewari (el abuelo Fuego), Tamaatsi (el venado cola blanca) y Tamatsi Kauyumarie (el hermano mayor Venado Azul, representado en el peyote). Según la tradición wixárika, los dioses nacieron del mar y peregrinaron hacia Wirikuta, en San Luis Potosí, donde reside Tayau, el Padre Sol. A lo largo del camino, algunos se transformaron en ríos, cerros, árboles o peñascos, mientras que el peyote se estableció en Wirikuta como un símbolo sagrado.

    Totupica Candelario Robles, originario de Santa Catarina Cuexcomatitlán, Jalisco, y representante del Consejo Regional Wixárika por la Defensa de Wirikuta, expresó en París su agradecimiento por la declaratoria. En su mensaje en lengua wixárika, destacó que esta inscripción es una herramienta crucial para preservar la cultura y los sitios sagrados de su pueblo, amenazados por intereses económicos.

    Amenazas a Wirikuta: minería y turismo desordenado

    La ruta a Wirikuta enfrenta serios desafíos. Candelario Robles denunció que la presencia de compañías mineras ha generado conflictos con ejidatarios y particulares, restringiendo el acceso a sitios sagrados que antes se visitaban libremente. «Antes no teníamos problemas, nuestra gente hacía la ceremonia y dejaba sus ofrendas, pero ahora, con los intereses mineros, comenzaron las dificultades», señaló.

    Otro problema creciente es el turismo desordenado, que atrae a visitantes en busca de experiencias «místicas» y peyote. Este fenómeno ha llevado a la explotación del hikuri, con prácticas que, según Candelario, distorsionan la cultura wixárika. «Hacen cremas y jabones diciendo que tienen poderes curativos, pero eso no es parte de nuestra tradición. También hay ‘pseudowixas’ que guían a turistas y les dan peyote falso», lamentó.

    Una lucha de décadasLa candidatura de la ruta a Wirikuta comenzó en la década de 1990, impulsada por las comunidades wixaritari con el apoyo de Conservación Humana A.C. y, posteriormente, el INAH. Sin embargo, enfrentó resistencias, especialmente en 2015, cuando la Secretaría de Economía priorizó los intereses mineros sobre la protección cultural. A pesar de estos obstáculos, el expediente técnico, respaldado por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), incluyó un Plan Integrado de Gestión, Conservación y Salvaguardia con un enfoque biocultural, logrando finalmente la inscripción en 2025.Un reconocimiento para México y la humanidad

    La secretaria de Cultura federal, Claudia Curiel de Icaza, celebró la declaratoria como un h Intergovernmental milestone para México y América Latina, mientras que el director del INAH, Diego Prieto Hernández, subrayó que la sabiduría espiritual wixárika es un legado para la humanidad que debe protegerse y difundirse. Con esta inscripción, México suma 36 sitios en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, consolidándose como el país con más sitios declarados en el continente americano y el sexto a nivel mundial.

    La declaratoria no solo reconoce la riqueza cultural del pueblo wixárika, sino que también fortalece su lucha por proteger sus territorios sagrados frente a las amenazas extractivistas y el turismo irresponsable, asegurando que la tradición del «camino del abuelo Fuego» siga viva para las generaciones futuras.

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