La vida y carrera de Brendan Fraser ofrecen una poderosa lección de resiliencia. Desde su época dorada en Hollywood, cuando era el “niño bonito” de la pantalla, hasta su regreso triunfal con La Ballena, el actor canadiense ha enfrentado transformaciones físicas, emocionales y profesionales que marcaron profundamente su trayectoria. A sus 56 años, Fraser se ha convertido en un símbolo de lucha y superación en la industria cinematográfica.
El ascenso al estrellato: éxito y desgaste físico
Fraser se convirtió en una estrella en ascenso durante los años 90, gracias a papeles icónicos como George de la selva (1997) y Encino Man (1992). Su físico atlético y carisma lo posicionaron como un favorito del público, pero esta imagen tuvo un alto costo. Según confesó en varias entrevistas, su obsesión por cumplir con las exigencias del cine de acción lo llevó a forzar su cuerpo al extremo, acumulando lesiones graves.
«Mi cuerpo se desintegraba»
El actor comparó su experiencia con la de un caballo de Rebelión en la granja de Orwell: trabajaba incansablemente hasta casi destruirse. Las acrobacias y escenas de acción lo dejaron con múltiples fracturas, cirugías en la columna, reemplazos de rodilla y una operación para reparar sus cuerdas vocales. Fraser llegó a construir un “exoesqueleto” improvisado con cinta adhesiva y protectores para aliviar el dolor. Su cuerpo no resistió, y Hollywood lo dejó de lado.
La presión mediática y la lucha contra los estigmas
A medida que Fraser se alejaba de la imagen del galán esculpido, fue objeto de crueles críticas en tabloides y blogs. Algunos medios, como el Daily Mail, se burlaron de su cambio físico, publicando titulares ofensivos. Brendan enfrentó este acoso con dignidad, explicando que incluso aumentó de peso a propósito para roles como el de Peluda Venganza (2010).
Sin embargo, la industria tampoco le ofreció el reconocimiento que merecía. Aunque películas como La momia (1999) consolidaron su popularidad, la crítica lo encasilló como un actor de entretenimiento ligero, sin profundizar en su capacidad actoral.
Un incidente que marcó su carrera
En 2003, Fraser denunció un incidente de acoso por parte de Philip Berk, entonces presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA). Según Fraser, Berk lo tocó inapropiadamente, un acto que, aunque minimizado por Berk como una “broma”, dejó al actor traumatizado.
Fraser señaló que este evento podría haber contribuido al declive de su carrera, ya que la HFPA lo incluyó en una especie de lista negra. Su participación en los Globos de Oro disminuyó drásticamente, y Fraser enfrentó años de silencio profesional, lo que profundizó su sensación de aislamiento.
Problemas financieros y un intento fallido en Broadway
En 2013, los problemas financieros de Fraser salieron a la luz. Declaró bancarrota, incapaz de cumplir con pagos millonarios de manutención. Sin éxito en el cine, intentó revivir su carrera en Broadway con la obra Elling (2010). Aunque su actuación fue elogiada, la producción fracasó, dejando a Fraser sin un camino claro en la industria.
El renacimiento: La Ballena y el regreso triunfal
El supuesto final de la carrera de Brendan Fraser fue en realidad el preludio de su mayor transformación. En 2022, regresó al cine con La Ballena, dirigida por Darren Aronofsky. Interpretó a Charlie, un profesor con obesidad mórbida, en un papel que exigió tanto física como emocionalmente.
La preparación: un desafío extremo
Para dar vida a Charlie, Fraser usó prótesis que añadían más de 90 kilos a su cuerpo y requirieron largas jornadas de maquillaje. Además, trabajó con la Obesity Action Coalition para comprender mejor las experiencias de las personas con obesidad severa. A pesar de las dificultades físicas y emocionales, el actor entregó una actuación profundamente conmovedora.
Reconocimiento y legado
El esfuerzo de Fraser fue recompensado con el Óscar al Mejor Actor en 2023, marcando su regreso como una de las figuras más respetadas de Hollywood. “Nunca imaginé que esta película sería mi regreso”, confesó emocionado.
Una lección de vida
La historia de Brendan Fraser es un testimonio de la capacidad humana para superar la adversidad. Su trayectoria, marcada por el dolor y la lucha, culmina en un reconocimiento que lo posiciona no solo como un gran actor, sino como una inspiración para todos aquellos que enfrentan desafíos aparentemente insuperables.
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