Equipos de rescate del estado de Texas han intensificado las operaciones de búsqueda de sobrevivientes y recuperación de cuerpos tras las devastadoras inundaciones que azotaron la región central durante el fin de semana. La tragedia ha dejado al menos 109 muertos y más de 160 personas desaparecidas, según reportes oficiales.
En la ribera del río Guadalupe, en el condado de Kerr, brigadas conformadas por bomberos, voluntarios, unidades caninas y helicópteros se enfrentan a un panorama de devastación. El sheriff local, Larry Leitha, confirmó que al menos cinco menores y una consejera del Camp Mystic continúan sin ser localizados. «Este es un momento trágico para nosotros», señaló.
Desde el inicio de la emergencia, los Texas Game Wardens, dependientes del Departamento de Parques y Vida Silvestre, han cubierto 42 kilómetros del río y efectuado 444 rescates. El teniente coronel Ben Baker indicó que se han desplegado helicópteros, drones, lanchas, perros entrenados y vehículos todo terreno para cubrir el mayor área posible.
La situación ha motivado también la movilización de voluntarios de diferentes partes del estado. Organizaciones civiles como Team Rubicon y Mercy Chefs brindan apoyo logístico, alimentario y de reconocimiento. Celeste Dueñas, voluntaria de San Antonio, destacó que en muchos casos ha sido imposible sumergirse por la fuerza de la corriente: «Plan B: sacar los perros y ver si podemos detectar algo… hay cerca de 70 personas aún desaparecidas».
Coordinación civil y militar ante una catástrofe sin precedentes
Oscar Arauco, integrante de Team Rubicon, estimó que las labores podrían extenderse durante al menos dos semanas: «Estaremos aquí hasta que el trabajo termine». Su compañero Kevin Meislin describió el escenario como «una mezcla de casas arrasadas hasta los cimientos y otras intactas, como si nada hubiera pasado».
El Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés) pronosticó condiciones climáticas más secas y soleadas para esta semana, lo que facilitará las tareas de rescate. Sin embargo, advirtió que incluso lluvias ligeras podrían generar nuevas inundaciones debido a la saturación del suelo.
Los rescatistas enfrentan retos considerables. «Es extremadamente peligroso y consume mucho tiempo. El agua sigue allí, así que tenemos que avanzar capa por capa», detalló Ben Baker.
Desde Austin, Mariann Elizondo colaboró con la preparación de 1,300 cajas de alimentos destinadas a bomberos, policías y familias damnificadas. «Es hermoso ver a todos unirse para ayudar en una situación tan devastadora», expresó.
El impacto laboral y logístico también se ha hecho sentir. Las autoridades señalan que la actividad económica de la región se ha visto severamente afectada, y que podría tomar semanas reactivar servicios esenciales.
El presidente Donald Trump anunció durante una reunión de gabinete que visitará Texas el próximo viernes 11 de julio para evaluar personalmente los daños, coordinar apoyos federales y reunirse con autoridades estatales y locales. «Vamos a Texas para garantizar que todos los recursos estén disponibles», declaró el mandatario.
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