El conflicto civil que estalló en abril de 2023 ha llevado a Sudán a una de las peores crisis humanitarias del siglo. En octubre de 2025, la caída de El Fasher —último bastión del ejército en Darfur Norte— marcó un punto de no retorno: hospitales convertidos en mataderos, ejecuciones masivas y una hambruna que amenaza a millones de personas. Naciones Unidas alerta que más de 15 millones de niñas y niños necesitan ayuda urgente.
Un país dividido por la ambición de dos generales
Sudán, el tercer país más grande de África, vive sumido en una guerra civil que enfrenta a las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF), encabezadas por el general Abdel Fattah al-Burhan, contra las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti. Lo que comenzó como una pugna por el poder tras el intento de fusionar ambas fuerzas en un solo ejército, se transformó en una guerra total que ha destruido al Estado y colapsado su infraestructura básica.
En 2025, la disputa territorial se ha intensificado: las SAF controlan la zona oriental del país y el puerto de Sudán, mientras las RSF dominan el oeste, incluido casi todo Darfur. La violencia ha provocado el desplazamiento de más de 14 millones de personas, dentro y fuera del país, en lo que la ONU califica como la mayor crisis de desplazamiento del mundo.
El Fasher: el epicentro del horror
Durante 18 meses, la ciudad de El Fasher, en Darfur Norte, resistió un asedio devastador. El 29 de octubre, las RSF tomaron finalmente el control de la ciudad, provocando lo que testigos y organizaciones médicas describen como una masacre sin precedentes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) denunció el asesinato de más de 460 personas en el hospital Saudí, donde las fuerzas paramilitares habrían ejecutado a pacientes, personal médico y civiles que buscaban refugio. La Red de Médicos de Sudán reporta entre 1,500 y 2,000 civiles asesinados en 48 horas, con evidencias de ejecuciones sumarias, violencia sexual y ataques a comunidades no árabes.
Imágenes satelitales analizadas por la Universidad de Yale confirman fosas comunes y restos de edificios destruidos por fuego cruzado. UNICEF alerta que más de 130,000 niños permanecen atrapados en la zona sin acceso a agua ni alimentos.
“Los niños de El Fasher se mueren de hambre mientras los servicios de nutrición están bloqueados”, advirtió Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF.
Hambre, enfermedades y desplazamiento: la otra cara de la guerra
La guerra ha paralizado la agricultura y destruido la economía. Más de 25 millones de personas sufren inseguridad alimentaria extrema, y al menos 2.9 millones de niñas y niños padecen desnutrición aguda. La propagación del cólera, con más de 96,000 casos sospechosos desde 2024, agrava la emergencia sanitaria en un país sin electricidad estable ni acceso a medicamentos.
“Ya no hay gasas ni anestesia; usamos telas de mosquitero para cubrir heridas”, relató un trabajador sanitario en la zona sitiada. Los testimonios coinciden en que tanto el ejército como las RSF bloquean deliberadamente la ayuda humanitaria, usando el hambre como arma de guerra.
Los precios de alimentos básicos como el maíz y el mijo se han multiplicado por diez, mientras las cocinas comunitarias intentan sostener a miles de familias que solo pueden comer una vez al día.
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Intereses extranjeros y el oro como combustible de la guerra
Detrás del conflicto hay una lucha geopolítica. Las RSF reciben apoyo militar y financiero de Emiratos Árabes Unidos, así como respaldo logístico de Rusia —a través del grupo Wagner— y de Chad. Las SAF, por su parte, cuentan con el apoyo de Egipto, Turquía e Irán, además de ayuda técnica china vinculada a proyectos de la Franja y la Ruta.
Darfur es una región rica en recursos: petróleo, uranio y sobre todo oro, que se ha convertido en el motor oculto de la guerra. Un informe del Consejo de Seguridad de la ONU reveló que el contrabando de oro financia gran parte del esfuerzo bélico y facilita la compra de armas a través de redes transfronterizas.
En marzo de 2025, el gobierno sudanés presentó una demanda ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) acusando a Emiratos Árabes Unidos de complicidad en el genocidio de Darfur. Abu Dabi negó las acusaciones y las calificó de “maniobra política”, pero las investigaciones continúan.
Una crisis olvidada por el mundo
Pese a la magnitud del desastre, la respuesta internacional ha sido limitada. El Consejo de Seguridad de la ONU mantiene un embargo de armas desde 2005, pero su aplicación es débil. El secretario general António Guterres pidió en octubre un alto al fuego inmediato, la apertura de corredores humanitarios y sanciones efectivas contra los responsables de crímenes de guerra.
Mientras tanto, millones de sudaneses sobreviven en condiciones inhumanas. Médicos sin Fronteras y la Cruz Roja advierten que, si no se garantiza acceso humanitario, el país podría enfrentar la mayor hambruna de su historia moderna antes de que finalice el año.
“Sudán es un lugar de esperanza, pero hay que abrir los ojos y el corazón para escucharla”, dijo Shayna Lewis, de la organización estadounidense PAEMA, tras visitar hospitales destruidos en Jartum.
Por qué debería importarle a México y a Quintana Roo
Aunque geográficamente distante, la crisis de Sudán impacta de forma indirecta a países como México, al alterar precios internacionales de alimentos y combustibles, y aumentar las presiones migratorias en África y el Mediterráneo.
Desde Quintana Roo, donde convergen turistas de todo el mundo, la comunidad internacional no puede permanecer indiferente ante una tragedia que refleja el deterioro de la seguridad global y la impunidad frente a los crímenes de guerra.
Visibilizar Sudán también significa defender los derechos humanos universales y exigir que la ayuda humanitaria llegue a quienes más la necesitan.
Datos clave
- 15 millones de niñas y niños necesitan ayuda humanitaria.
- 25 millones de personas en inseguridad alimentaria extrema.
- 14 millones de desplazados internos y 3 millones de refugiados.
- Más de 460 asesinados en el hospital Saudí de El Fasher.
- 96,000 casos de cólera y 2,400 muertes reportadas.




